El autor intelectual de este crimen terrorista es Luis Posada Carrilles, reconocido agente de la CIA, quien hoy se pasea impunemente por territorio estadounidense, ante la mirada cómplice de la justicia de ese país.
Planificado en Caracas
El derribo de un avión cubano parece haber sido un objetivo terrorista largamente estudiado por su planificador y otros agentes cubanos de la CIA como Orlando Bosch, en Caracas.
En 1976, Posada era asesor policial del gobierno del ex presidente Carlos Andrés Pérez.
Este hombre manejaba por su cuenta una agencia de investigaciones y reclutó uno o dos años antes a Hernán Ricardo, un joven fotorreportero capitalino, a quien, luego de establecido el plan le propuso la tarea de colocar el explosivo en la aeronave.
Ricardo debía reclutar a otra persona para la ejecución del plan y para ello logró enrolar a su colega Freddy Lugo, también empleado de publicaciones caraqueñas.
Seleccionado el objetivo
El plan llegaba a su fin. El objetivo había sido seleccionado. Se trataba del aparato de Cubana de Aviación Douglas DC-8, del vuelo 455 que cubría la ruta Georgetown (Guyana)-Puerto España (Trinidad Tobago)-Bridgetown (Barbados)-Kingstown (Jamaica)-La Habana (Cuba).
Ricardo y Lugo debían abordar el avión de cubana en algún punto de la ruta, colocar el explosivo y bajarse en la escala siguiente, luego de lo cual se produciría la explosión, y ellos, a salvo en tierra, retornar a Venezuela, como si nada.
Decidieron subir al avión en Puerto España y bajar en Barbados. Para ello viajaron a Trinidad desde Maiquetía el mismo 6 de octubre, muy temprano, en el vuelo 443 de Pan American.
El explosivo
Para cometer el crimen, Ricardo y Lugo fueron provistos por Posada Carriles de explosivo C4, hábilmente camuflado en tubos de pasta dental, que debían colocar en uno de los baños del aparato.
Así lo hicieron, y minutos después de que el avión de Cubana despegara del aeropuerto de Barbados se produjo el estallido reportado por los tripulantes del avión a la torre de control, y la posterior caída al mar de la aeronave. No hubo sobrevivientes, los 73 ocupantes murieron.
Por este “trabajo” ambos recibieron 16 mil dólares que se dividieron en partes iguales.
Las víctimas
Por este acto terrorista perdieron la vida 73 personas: 57 cubanos, entre ellos el equipo nacional de esgrima, 11 jóvenes guyaneses seleccionados para estudiar medicina en Cuba y los cinco integrantes de la tripulación de la aeronave.
La embajada en Barbados
Luego de bajar del avión en Barbados y de esperar los resultados, ambos visitaron la embajada de los Estados unidos en la isla, desde donde se comunicaron con Posada Carriles para informarle.
Horas después, y antes de que pudieran abandonar la isla, fueron detenidos.
El 9 de octubre el Gobierno venezolano identificó a Freddy Lugo como uno de los involucrados en el atentado, y el día 12 informó que el otro detenido es el también venezolano Hernán Ricardo.
Informaciones previas decían que la policía de Barbados había detenido a José García y a Freddy Lugo, como sospechosos.
Ricardo al parecer viajaba con distintos pasaportes e identidades
La noticia en Venezuela
El impacto de la voladura del avión de Cubana de Aviación causó estupor en el pueblo venezolano, no sólo por la magnitud del crimen, sino porque un mes antes, el 3 de septiembre, en las islas Azores, se había precipitado a tierra un avión hércules C-130, de la Fuerza Aérea Venezolana en el que viajaban 68 personas, entre ellas todos los integrantes del Orfeón de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Convictos y confesos
Hernán Ricardo y Freddy Lugo confesaron su crimen a la periodista venezolana Alicia Herrera, quien dejó asentados sus testimonios en el libro: Pusimos la bomba ¿Y qué?.
En sus confesiones, los terroristas dan cuenta de los vínculos que tuvieron con Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y otros agentes dela CIA, cubanos, en Caracas, a propósito del crimen de Barbados.
Sanciones
En 1976, en noviembre, fue capturado en Caracas Posada y recluido junto con Ricardo y Lugo, en el Cuartel San Carlos.
El 8 de septiembre de 1982 Posada y Ricardo se fugaron, pero fueron capturados al día siguiente.
Posteriormente, en 1984, intentaron fugarse nuevamente de la Casa de Reeducación Artesanal de El Paraíso, donde estaban recluidos.
Entonces fueron colocados en centros carcelarios diferentes, y el 18 de agosto de 1985 Posada Carriles se fugó de la Penitenciaría General de Venezuela, en San Juan de Los Morros, para reaparecer más tarde en San Salvador, comandando acciones terroristas contra Cuba.
Freddy Lugo y Hernán Ricardo parece que pagaron condenas similares. El primero quedó en libertad en 1993, luego de cumplir 17 años en prisión, de una condena inicial de 20 años.
Le confesó al corresponsal del New York Times, Simón Romero, que lo entrevistó en Caracas en febrero de 2007, que se ganaba la vida como taxista, en el anonimato, y que había sido manipulado por Posada Carriles en el caso de la voladura del avión de cubana de aviación. Al referirse a Hernán Ricardo señaló que creía que estaba fuera del país.
Impunidad
Venezuela ha demandado de EEUU la extradición oficial de Posada Carriles, para que sea juzgado por este y otros crímenes en Venezuela, y todo ha sido inútil.
Este terrorista goza de absoluta impunidad en territorio estadounidense, mientras cinco cubanos continúan presos en ese país, desde hace más de 10 años, por tratar de impedir ataques terroristas contra su país.
Orlando Bosch murió en territorio de EEUU, amparado por un indulto especial del presidente George Bush, padre.
Aurelio Gil
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