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domingo, septiembre 18, 2011


En bancarrota ideológica la oposición no tiene proyecto político para Venezuela
Caracas, 07 Sep. AVN (por Aurelio Gil Beroes).- Tal vez el problema más importante que deberán resolver los integrantes de la derechista Mesa de la Unidad Democrática (MUD), si es que ello es posible, es el asunto, nada simple, de definir y presentar públicamente la doctrina política que respaldará su campaña electoral en las elecciones presidenciales del próximo año.
Como se sabe, además de los grandes medios privados de comunicación, la instancia opositora está integrada por los restos de los viejos partidos de la cuarta República: Acción Democrática, de filiación socialdemócrata; Copei, de orientación democristiana; los derivados de estos dos partidos y, ahora, una junta de agrupaciones de remoto y aborrecido origen marxista que ha asumido el nombre de Frente Progresista por el Cambio.
Claro está, las definiciones ideológicas no son algo esencial, cuando, tal como ocurre en el país, el pragmatismo prima sobre toda otra consideración en las filas opositoras.
Sin embargo, es seguro que algo tendrán que hacer y alegar al respecto, cuando, desatadas las apetencias electorales, se recurra a las ideas para morigerar el tono de la confrontación y presentarse en debates políticos con algo de responsabilidad.
Por un lado, el país podría apreciar, y ojalá el mundo también, los hoy casi imperceptibles matices diferenciadores entre los socialdemócratas venezolanos y los socialcristianos, y entre estos y sus derivados, y, por otro, sus claras coincidencias en favor de las corrientes económicas neoliberales. Mención aparte merece el Frente Progresista por el Cambio
Tres orientaciones
Por sus orígenes es posible identificar tres orientaciones doctrinarias presentes en la mesa opositora:
La socialdemócrata, corriente que surge a finales del siglo 19, desprendida del pensamiento socialista y que se diferencia de éste en que concibe los cambios sociales por evolución mediante reformas parlamentarias. Es la llamada corriente reformista en la izquierda tradicional, que no postula los intereses históricos de los trabajadores como eje de organización de la sociedad.
La socialcristiana, una ideología política de inspiración católica que, aunque tiene su origen mediados del siglo 19, en los postulados de Federico Ozanam, se constituye como cuerpo doctrinario en el siglo 20 (humanismo cristiano) como una reacción de la Iglesia católica ante el avance de las ideas socialistas en las masas obreras europeas.
En tercer lugar está la corriente neoliberal, representada en la mesa opositora por la organización política Súmate, en la persona de María Corina Machado. Esta corriente expresa la línea más voraz del capitalismo contemporáneo, y es una expresión practicada y compartida por el resto de integrantes de la MUD.
En las décadas finales del siglo 20, las medidas privatizadoras neoliberales aplicadas por los distintos gobiernos latinoamericanos significaron la pérdida de más de 4.000 empresas y servicios, patrimonio de estas naciones, que fueron a parar a manos de transnacionales o del sector privado de esos países.
El neoliberalismo postula la reducción de las funciones del Estado a su mínima expresión, para que la “iniciativa privada” asuma el control de todos los servicios y tareas, quedando el Estado sólo con funciones contraloras y, en algunos casos, de defensa.
Corrientes, partidos y candidatos
Los partidos que integran la MUD, en un proceso que denota un elevado “espíritu unitario”, han lanzado a la calle, hasta ahora, los nombres de, por lo menos, 12 individuos para competir en las elecciones primarias de la derecha previstas para febrero de 2012.
Identificados los domicilios ideológicos dentro de la MUD, nos queda reconocer los partidos que los integran y sus candidatos.
Corriente socialdemócrata: Acción Democrática (AD), precandidato: Henry Ramos Allup; Un nuevo tiempo (UNT), partido surgido del seno de AD, candidato: Pablo Pérez, actual gobernador del estado Zulia; Alianza Bravo Pueblo (ABP), escisión de Acción Democrática, candidato: Antonio Ledezma, alcalde en funciones de la Alcaldía Mayor.
Corriente socialcristiana: Comité de Política Electoral Independiente (Copei), candidatos: Oswaldo Álvarez Paz, Eduardo Fernández, César Pérez Vivas y Enrique Salas Feo. Esta lista parece incluir las aspiraciones de dos derivados de este partido: Convergencia y Proyecto Venezuela.
Primero Justicia, otro derivado del partido socialcristiano Copei, precandidato (los próximos días oficializará su postulación): Enrique Capriles Radonski, gobernador del estado Miranda.
Por su parte, la organización política Súmate, directamente vinculada a los propósitos e intereses del Departamento de Estado norteamericano, ha postulado a María Corina Machado, diputada a la Asamblea Nacional, expresión de la oligarquía venezolana y de orientación neoliberal.
Otra mujer que ha saltado al ruedo de la confrontación electoral es la ex magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Cecilia Sosa.
Asimismo, Leopoldo López, ex-alcalde de Chacao, fundador de Primero Justicia y hoy líder del movimiento Voluntad Popular ha anunciado su intención de participar en la confrontación electoral de la oposición, pese a que está inhabilitado por 6 años por la Contraloría General de la República.
Opción empresarial
Otra de las muchas opciones que pueden surgir del sector pro capitalista de la política nacional es el empresario Lorenzo Mendoza, presidente del grupo de empresas Polar, quien parece estar esperando para, de presentarse la oportunidad, lanzarse al ruedo electoral.
Frente Progresista para el Cambio
Mención especial, como dijimos, requiere el Frente Progresista para el Cambio, integrado por disidentes del marxismo y del proceso Bolivariano.
Parecerían un baluarte de la MUD, pero más bien son un escollo, un vacío sin opciones, y, si no se perfilan políticamente, terminarán absorbidos por las corrientes socialdemócrata o democristiana.
Si este frente se asocia electoralmente con la MUD, sus integrantes corren el riesgo de desaparecer políticamente del escenario, engullidos por los grupos socialdemócrata y democristiano.
Si se proyectan solos, tendrán que explicar en su campaña las diferencias que mantienen con el proyecto de la Revolución Bolivariana del presidente Hugo Chávez y justificar las “coincidencias” que tienen con la MUD.
Deben presentar un proyecto político para el país que hasta ahora no tienen, y que requiere procesar nuevas, viejas y profundas contradicciones entre los distintos factores que integran el frente
Sus integrantes: Movimiento al Socialismo (MAS), Causa R, Bandera Roja, un sector de Patria Para Todos (PPT) y Podemos.
Hasta ahora este frente no ha presentado una figura para competir en las primarias opositoras, pero nombres como Henry Falcón, actual gobernador del estado Lara, e Ismael García, de Podemos, podrían ser la alternativa.
Bancarrota ideológica
Puestos frente a la confrontación electoral del próximo año, surge la pregunta: ¿Qué plataforma ideológica respaldará el proyecto político alternativo, capitalista, que pudieran presentar la MUD al país, en caso de mantener la unidad?
¿Cuál de las deshilachadas corrientes ideológicas de la derecha venezolana, responsables del hundimiento de Venezuela al final de la década de los 90, puede ofrecer una alternativa para el país que supere la propuesta de inclusión social, justicia, igualdad e independencia nacional que adelanta el Proyecto Bolivariano con el presidente Chávez al frente?
La Venezuela de la democracia chucuta, de la democracia representativa, la del Pacto de Punto Fijo -acuerdo de gobernabilidad que establecieron los partidos de la derecha venezolana: AD, Copei y Unión Republicana Democrática (URD), el 31 de octubre de 1958- se hundió.
En 40 años que duró dicho acuerdo la riqueza se concentró en muy pocas manos y la miseria, el hambre, la exclusión y la corrupción se extendieron por toda Venezuela.
La soberanía y la dignidad de la patria se perdieron en manos de gobernantes sumisos a los intereses del gigante del norte y otras potencias extranjeras.
El idílico Estado de Bienestar promovido en Europa, después de la II Guerra Mundial, por el reformismo socialdemócrata, el llamado socialismo cristiano y élites políticas y económicas conservadoras también fracasó en Venezuela.
La actual oposición venezolana sigue atada a esos viejos esquemas reivindicativos que no resuelven los problemas de raíz sino que los maquillan.
Hoy está en bancarrota ideológica, sin nada que ofrecer y sin posibilidad de inventar.
En el proceso electoral de 2006 le quedaba, aún, la posibilidad de la herejía: la opción del socialismo, pero Chávez se les adelantó.
Hoy, sin ideas y sin proyectos, a la oposición venezolana sólo le queda la opción de tratar de ser más chavista que Chávez, para poder disputarle los votos del pueblo, aunque sólo tenga para ofrecerle los vínculos que la atan a los intereses antinacionales del imperialismo estadounidense.

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