Los medios occidentales a coro han descrito el conflicto que se desarrolla en Irak como una “guerra civil” que enfrenta al Estado Islámico de Irak y al-Sham contra las fuerzas armadas del gobierno de al-Maliki.
(También se le conoce como Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) o Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS))
El conflicto es descrito informalmente como una “guerra sectaria” entre radicales suníes y shiíes sin abordar “quién está detrás de las diversas facciones”. Lo que está desarrollándose es una agenda militar y de inteligencia cuidadosamente preparada por Estados Unidos.
Conocido y documentado es que entidades afiliadas a al-Qaeda han sido utilizadas por Estados Unidos y la OTAN en numerosos conflictos como “activos de inteligencia” desde los inicios de la guerra afgano-soviética. En Siria, los rebeldes de al-Nusra y el ISIS son los soldados de infantería de la alianza militar occidental, que supervisa y controla el reclutamiento y el entrenamiento de las fuerzas paramilitares.
El Estado Islámico de Irak (ISI) afiliado a al-Qaeda reapareció en abril de 2013 con un nombre y siglas diferentes, comúnmente conocido como Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). La formación de una entidad terrorista que abarca tanto Irak y Siria era parte de la agenda de inteligencia estadounidense. Respondió a objetivos geopolíticos. También coincidió con el avance de las fuerzas del gobierno sirio contra la insurgencia patrocinada por Estados Unidos en Siria y los fracasos tanto del Ejército Libre Sirio (FSA) como de sus diversas brigadas terroristas de “oposición”.
La decisión fue tomada por Washington para canalizar su apoyo (encubierto) a favor de una entidad terrorista que opera en Siria e Irak y que tiene bases logísticas en ambos países. El proyecto del califato suní del ISIS coincide con la agenda estadounidense de larga data de repartirse tanto Irak como Siria en tres territorios separados: un Califato Islámico Suní, una República Árabe Shií, y una República del Kurdistán.
Mientras el gobierno (títere estadounidense) en Bagdad adquiere sistemas avanzados de armas estadounidenses, incluyendo aviones de combate F-16 de Lockheed Martin, el Estado Islámico de Irak y al-Sham – que lucha contra las fuerzas gubernamentales iraquíes – es apoyado secretamente por la inteligencia occidental. El objetivo es ingenierizar una guerra civil en Irak, donde ambos bandos son controlados indirectamente por Estados Unidos y la OTAN.
El escenario es armar y equipar, a ambos bandos, financiarlos con sistemas de armas avanzadas y luego “dejar que luchen”.
Estados Unidos y la OTAN están involucrados en el reclutamiento, capacitación y financiamiento de los escuadrones de la muerte del ISIS en Irak y Siria. El ISIS opera a través de canales indirectos, en conexión con la inteligencia occidental. Además, lo que es corroborado por los informes sobre la insurgencia en Siria, fuerzas especiales y mercenarios occidentales integran las filas del ISIS.
El apoyo de Estados Unidos y la OTAN al ISIS se canaliza secretamente a través de los más firmes aliados de Estados Unidos: Qatar y Arabia Saudí. Según el londinense Daily Express, “Tienen dinero y armas suministradas por Qatar y Arabia Saudí”.
“A través de aliados como Arabia Saudí y Qatar, Occidente [ha] apoyado a grupos de militantes rebeldes que desde entonces se han transformado en el ISIS y otras milicias conectadas a al-Qaeda. (Daily Telegraph, 12 de junio de 2014)
Si bien los medios reconocen que el gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki ha acusado a Arabia Saudí y a Qatar de apoyar al ISIS, invariablemente desconocen que tanto Doha como Riad están actuando a nombre y en estrecha relación con Washington.
Bajo la bandera de una guerra civil, una guerra de agresión encubierta se está librando, la que esencialmente contribuye a la destrucción de un país entero, sus instituciones, y su economía. La operación encubierta es parte de una agenda de inteligencia, un proceso de ingeniería que consiste en transformar a Irak en un territorio abierto.
Mientras tanto, a la opinión pública se le hace creer que lo que está desarrollándose es un enfrentamiento entre shiíes y suníes.
La ocupación militar estadounidense de Irak ha sido sustituida por las formas no convencionales de guerra. La realidad es difusa. En una amarga ironía, la nación agresora es presentada como si viniera al rescate de un “Irak soberano”.
Una “guerra civil” interna entre shiíes y suníes es fomentada por el apoyo de Estados Unidos y la OTAN tanto al gobierno de al-Maliki como a los rebeldes suníes del ISIS.
La desintegración de Irak siguiendo líneas sectarias es la agenda a largo plazo de Estados Unidos y sus aliados.
“Apoyando a ambos bandos”
La “Guerra contra el Terrorismo” consiste en la creación de entidades terroristas de al-Qaeda en el marco de una operación de inteligencia, así como también acudir al rescate de los gobiernos que son el objetivo de la insurgencia terrorista. Este proceso se lleva a cabo bajo la bandera de la lucha contra el terrorismo. Crea el pretexto para intervenir.
El ISIS es un proyecto de califato para crear un estado islámico suní. No es un proyecto de la población suní de Irak, que está ampliamente comprometida con las formas seculares de gobierno. El proyecto califato es parte de una operación de inteligencia estadounidense.
En respuesta al avance de los rebeldes del ISIS, Washington tiene prevista la utilización de bombardeos aéreos y ataques con aviones no tripulados en apoyo al gobierno de Bagdad como parte de una operación de lucha contra el terrorismo. Todo es por una buena causa: luchar contra los terroristas, sin, por supuesto, reconocer que estos terroristas son los “soldados de infantería” de la alianza militar occidental.
Huelga decir que estos desarrollos no sólo contribuyen a la desestabilización de Irak, sino también a debilitar el movimiento de resistencia iraquí, que es uno de los principales objetivos de Estados Unidos y la OTAN.
El califato islámico es apoyado secretamente por la CIA en colaboración con la inteligencia saudí, qatarí y turca. Israel también está involucrado en la canalización de apoyo tanto a los rebeldes de al-Qaeda en Siria (en los Altos del Golán), así como al movimiento separatista kurdo en Siria e Irak.
En términos más amplios, la “Guerra Global contra el Terrorismo” (GWOT) implica una lógica coherente y diabólica: ambas partes – es decir, los terroristas y el gobierno – son apoyados por los mismos actores militares y de inteligencia, es decir, Estados Unidos y la OTAN.
Si bien este patrón describe la actual situación en Irak, la estructura de “apoyar a ambas partes” con miras a ingenierizar un conflicto sectario se ha aplicado una y otra vez en numerosos países. Insurgencias integradas por agentes de al-Qaeda (y con apoyo de la inteligencia occidental) prevalecen en un gran número de países, entre ellos Yemen, Libia, Nigeria, Somalia, Malí, la República Centroafricana y Pakistán. El objetivo es desestabilizar los estados-nación soberanos y transformar los países en territorios abiertos (en beneficio de los así llamados inversionistas extranjeros).
El pretexto para intervenir por razones humanitarias (por ejemplo, en Malí, Nigeria o la República Centroafricana) se afirma en la existencia de fuerzas terroristas. Sin embargo, estas fuerzas terroristas no existirían sin apoyo encubierto de Estados Unidos y la OTAN.
La toma de Mosul: Apoyo encubierto al Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS)
En Mosul ocurrió algo inusual que no puede ser explicado en términos estrictamente militares.
El 10 de junio, fuerzas insurgentes del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) capturaron Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, con una población de cerca de 1,5 millones de personas. Si bien estos avances fueron “inesperados” según el gobierno de Obama, ellos sabían que la inteligencia del Pentágono y Estados Unidos no sólo estaba suministrando armas, logística y apoyo financiero a los rebeldes del ISIS, también estaban coordinando, detrás de la escena, el ataque del ISIS a la ciudad de Mosul.
Aunque el ISIS es un ejército rebelde bien equipado y disciplinado cuando se compara con otras formaciones de afiliados a al-Qaeda, la captura de Mosul no se corresponde con las capacidades militares del ISIS. Todo lo contrario: las fuerzas iraquíes, que por mucho superaban en número a los rebeldes y estaban equipadas con sistemas de armas avanzados, podrían haber repelido fácilmente a los rebeldes del ISIS.
Había 30.000 fuerzas gubernamentales en Mosul frente a 1.000 rebeldes del ISIS, según los informes. El ejército iraquí optó por no intervenir. Los informes de los medios explican sin evidencia que la decisión de las fuerzas armadas iraquíes de no intervenir fue espontánea y caracterizada por deserciones masivas.
Funcionarios iraquíes señalaron a The Guardian que dos divisiones de soldados iraquíes – unos 30.000 hombres – simplemente se devolvieron y huyeron frente al asalto de una fuerza insurgente de apenas 800 combatientes. Los extremistas del Isis deambulaban libremente el miércoles por las calles de Mosul,sorprendidos abiertamente por la facilidad con que tomaron la segunda ciudad de Irak, después de tres días de combates esporádicos. (The Guardian, 12 de junio de 2014, énfasis añadido)
Los informes apuntan al hecho de que los comandantes militares iraquíes fueron condescendientes con la insurgencia suní liderada por el ISIS:
Hablando desde la ciudad kurda de Erbil, los desertores acusaron a sus oficiales de cobardía y traición, señalando que los generales en Mosul “entregaron” la ciudad a manos de los insurgentes suníes, con los que compartían lazos sectarios e históricos. (Daily Telegraph, 13 de junio de 2014)
Lo que es importante de entender, es que ambas partes, las fuerzas iraquíes regulares y el ejército rebelde del ISIS son apoyados por Estados Unidos y la OTAN. Había asesores militares y fuerzas especiales estadounidenses, así como operativos de las compañías militares privadas trabajando en Mosul con las fuerzas armadas regulares de Irak. Al mismo tiempo, existen fuerzas especiales occidentales o mercenarios dentro del ISIS (actuando bajo contrato con la CIA o el Pentágono) que están en contacto con Estados Unidos y la OTAN (por ejemplo, a través de telefonía satelital).
Bajo estas circunstancias, con la inteligencia estadounidense ampliamente involucrada, debe haber habido una comunicación, coordinación, logística y e intercambio de inteligencia rutinario entre un centro de comando militar e inteligencia de Estados Unidos y la OTAN, los asesores militares de Estados Unidos y la OTAN o fuerzas de contratistas militares privados en el terreno asignado al Ejército iraquí, y las fuerzas especiales occidentales asociadas a las brigadas del ISIS. Estas fuerzas especiales occidentales que operan en secreto dentro del ISIS podrían haber sido enviadas por una empresa de seguridad privada contratada por Estados Unidos y la OTAN.
En este sentido, la captura de Mosul parece haber sido una operación cuidadosamente diseñada, planeada con mucha antelación. Con la excepción de algunas escaramuzas, no tuvo lugar combate alguno.
Divisiones enteras del ejército nacional iraquí – entrenado por el ejército estadounidense con sistemas de armas avanzados a su alcance – podrían haber repelido fácilmente a los rebeldes del ISIS. Los informes sugieren que fueron ordenados por sus jefes a no intervenir. Según los testigos, “ni un solo tiro fue disparado”.
Las fuerzas que estaban en Mosul huyeron – algunas de las cuales abandonaron sus uniformes, así como sus puestos – mientras las fuerzas del ISIS irrumpían en la ciudad.
Combatientes del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), un brazo de al-Qaeda, invadieron toda la orilla occidental de la ciudad durante la noche después de que soldados y policías iraquíes al parecer huyeran de sus puestos, en algunos casos dejando sus uniformes, mientras trataban de escapar del avance de los militantes (Fuente).
¿Un contingente de mil rebeldes del ISIS pudo tomar una ciudad de más de un millón? Sin conocimiento previo de que el ejército iraquí bajo control estadounidense (con una fuerza de 30.000 hombres) no intervendría, la operación de Mosul habría fracasado, los rebeldes habrían sido diezmados.
¿Quién estuvo detrás de la decisión de permitir que los terroristas del ISIS tomaran el control de Mosul?
¿Los comandantes iraquíes de alto rango habrán sido instruidos por sus consejeros militares occidentales de entregar la ciudad a los terroristas del ISIS? ¿Fueron cooptados?
Fuente: The Economist
¿La entrega de Mosul al ISIS fue parte de la agenda de inteligencia estadounidense?
Los comandantes militares iraquíes fueron manipulados o coimeados para permitir que la ciudad cayera en manos de los rebeldes del ISIS sin “un solo disparo”.
El general shií Mahdi Sabih al-Gharawi, que estaba a cargo de las divisiones del ejército en Mosul “había abandonado la ciudad”. Al-Gharawi había trabajado mano a mano con los militares estadounidenses. Se hizo cargo del mando de Mosul en septiembre de 2011, de mano del coronel estadounidense Scott McKean. ¿Habrá sido cooptado, instruido por sus homólogos estadounidenses de abandonar su mando?
El Coronel del ejército estadounidense de Scott McKean, a la derecha, comandante, de la 4ª Brigada de Consejo y Asistencia de la 1ª División Blindada, habla con el Mayor General de la policía iraquí Mahdi Sabih al-Gharawi después de la ceremonia de transferencia de autoridad el 4 de septiembre de 2011.
Las fuerzas estadounidenses podrían haber intervenido. Habían recibido instrucciones de permitir que sucediera. Era parte de una agenda cuidadosamente planificada para facilitar el avance de las fuerzas rebeldes del ISIS y la instalación del califato del ISIS.
Toda la operación parece haber sido cuidadosamente orquestada.
En Mosul, edificios del gobierno, estaciones de policía, escuelas, hospitales, etc., ahora se encuentran formalmente bajo el control del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). Al mismo tiempo, el ISIS ha tomado el control de armamento que incluye helicópteros y tanques que fueron abandonados por las fuerzas armadas iraquíes.
Lo que está teniendo lugar es la instalación de un califato islámico del ISIS patrocinado por Estados Unidos junto con la rápida desaparición del gobierno de Bagdad. Paralelamente, la región del Kurdistán Norte ha declarado su independencia de facto respecto de Bagdad. Las fuerzas peshmerga de los rebeldes kurdos (que son apoyados por Israel) han tomado el control de las ciudades de Erbil y Kirkuk. (Ver el mapa arriba)
Observaciones finales
No había rebeldes de al-Qaeda en Irak antes de la invasión de 2003. Por otra parte, al-Qaeda era inexistente en Siria hasta el comienzo de la insurgencia apoyada por Estados Unidos, la OTAN e Israel desde marzo de 2011.
El ISIS no es una entidad independiente. Es una creación de la inteligencia estadounidense. Es un activo de inteligencia estadounidense, un instrumento de guerra no convencional.
El objetivo final de este conflicto ingenierizado por Estados Unidos y la OTAN que enfrenta a las fuerzas del gobierno de al-Maliki con la insurgencia del ISIS es destruir y desestabilizar a Irak como estado-nación. Es parte de una operación de inteligencia, un proceso de ingeniería para transformar países en territorios. La desintegración de Irak siguiendo líneas sectarias es una política de larga data de los estadounidenses y sus aliados.
El ISIS es un proyecto de califato para crear un estado islámico suní. No es un proyecto de la población suní de Irak, que históricamente se ha comprometido con un sistema laico de gobierno. El proyecto califato es un diseño de Estados Unidos. Los avances de las fuerzas del ISIS pretenden concertar un amplio apoyo dentro de la población suní dirigida contra el gobierno de al-Maliki
La división de Irak siguiendo líneas étnico-sectarias ha estado en el tablero de planeamiento del Pentágono desde hace más de 10 años.
La formación del califato puede ser el primer paso hacia un conflicto más amplio en Medio Oriente,teniendo en cuenta que Irán apoya al gobierno de al-Maliki y el plan de Estados Unidos puede incluso alentar la intervención de Irán.
El nuevo reparto propuesto para Irak está modelado en mayor medida como el de la Federación de Yugoslavia, que fue dividida en siete “estados independientes” (Serbia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Eslovenia, Montenegro y Kosovo).
Según Mahdi Darius Nazemroaya, la re-división de Irak en tres estados separados es parte de un proceso más amplio para redibujar el mapa del Medio Oriente.
El mapa de arriba fue preparado por el Teniente-Coronel Ralph Peters. Fue publicado en el Armed Forces Journal en junio de 2006, Peters es un coronel retirado de la Academia Nacional de Guerra de Estados Unidos. (Tte. Col. Ralph Peters, 2006).
“Aunque el mapa no refleja la doctrina oficial del Pentágono, ha sido utilizado en programas de formación en la Escuela de Defensa de la OTAN para los oficiales militares de alto rango”. (Véase: Plans for Redrawing the Middle East: The Project for a “New Middle East” , por Mahdi Darius Nazemroaya, Global Research, noviembre de 2006)
Michel Chossudovsky es autor galardonado, Profesor de Economía (Emérito) de la Universidad de Ottawa, Director del Centre for Research on Globalization (CRG), y Editor de globalresearch.ca. Es el autor de Globalization of Poverty and The New World Order (2003) y America’s “War on Terrorism” (2005). También es colaborador de la Enciclopedia Británica. Sus escritos publicados se encuentran en más de veinte idiomas.
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