Jesús López Varela: No hace falta pertenecer (es mi caso) a organizaciones político-partidistas, para reconocer (negarlo sería un ejercicio de mezquindad) los ingentes beneficios aportados a millones de ciudadanos, incluidas las capas medias de la sociedad.
El 5 de marzo del 2013 dejó de latir el noble y generoso corazón del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
Al otro día el sol era menos brillante. Pasaron 13 Lunas… Las banderas de la Izquierda, del socialismo, de los humildes y oprimidos, ondearon cadenciosas en el Planeta Tierra a media asta. Había muerto (¿o lo murieron?) el Líder querido, el ídolo y paladín de los pueblos irredentos, ahora convertido en llama sagrada y, así lo quiso dios, en celestial polvo de estrellas.
Fue apreciado y respetado por la pureza de sus ideales y firmeza de sus principios. Ascendió al altar de los héroes bajo el fuego sagrado del amor, de las esperanza y de los sueños.
Si las lágrimas derramadas por este Líder en todos los confines de la Madre Tierra, se juntaran, formarían un caudaloso torrente. ¡Cuántas cosas le diríamos si volviera!... Mas, ¿cómo vamos a esperarlo si del cielo a la tierra no hay caminos?...
Sólo nos quedan, eso sí, sus banderas, su Legado y los recuerdos; no podemos luchar contra el destino.
La historia, el más fiel testigo, de su amor sublime e infinito por la Patria, las madres, los viejos y los niños. El genio y nobleza de este hombre, sencillo, solidario y excepcional, es un hito en los anales de la historia.
Su eco seguirá retumbando en las montañas, en los bosques, en el viento, en la lluvia, y la conciencia de millones de seres humanos, maltratados y humillados impunemente.
La Historia le tiene reservado el papel y sitial que le corresponde. ¡Gloria y honor a quien tanto lo merece! La pérdida de un Líder tan querido, duele mucho.
No hace falta pertenecer (es mi caso) a organizaciones político-partidistas, para reconocer (negarlo sería un ejercicio de mezquindad) los ingentes beneficios aportados a millones de ciudadanos, incluidas las capas medias de la sociedad.
Siempre favoreció, con sus aciertos y errores, a los más débiles y desposeídos, vejados y despreciados por los gobiernos de antaño en esta hermosa Venezuela (mi patria adoptiva), hoy amenazada, vilipendiada y codiciada, para hurtarle su patrimonio, material y espiritual, sus riquezas y hasta su cultura y manera de ser y de pensar.
Para este viejo republicano de la diáspora, estas humildes líneas que le dedico a modo de elegía, sé que están prendidas en los corazones y en lo más hondo de los sentimientos de gratitud y recuerdos de todos los ciudadanos de bien.
Su obra e impronta, estoy seguro, perdurará en el tiempo. Su legado es invaluable. Creó y dio vida a un pueblo, haciéndolo protagonista de su destino.
El triste y apacible adiós de Hugo Chávez aquel 5 de marzo, nos plantea el dilema de la Vida y del más allá…
Es el enigma de lo incierto, de ese hilo frágil que es la existencia misma. ¿A qué designios obedece quién decide irse, haciendo inútiles los esfuerzos de los suyos para retenerle?...
Su rasgo y naturaleza era hacer el bien. En este espacio mágico de su amada Venezuela, y como expresión genuina de la carga histórica que encierra cada eslabón de nuestras vidas, sabemos que su grandeza, humildad y bonhomía perdurará en nuestros corazones y recuerdos, en cada instante, en cada luna y en cada amanecer...
Apéndice. “De angustia y aprensiones lleno, brota de la Patria un quejumbroso llanto. Densos nubarrones se ciernen por doquiera, y ensaya el Norte una macabra danza”. Caracas, 5 de abril. A las 13 Lunas de… (jesundino@hotmail.com) Colaboración especial para LatinPress.
Al otro día el sol era menos brillante. Pasaron 13 Lunas… Las banderas de la Izquierda, del socialismo, de los humildes y oprimidos, ondearon cadenciosas en el Planeta Tierra a media asta. Había muerto (¿o lo murieron?) el Líder querido, el ídolo y paladín de los pueblos irredentos, ahora convertido en llama sagrada y, así lo quiso dios, en celestial polvo de estrellas.
Fue apreciado y respetado por la pureza de sus ideales y firmeza de sus principios. Ascendió al altar de los héroes bajo el fuego sagrado del amor, de las esperanza y de los sueños.
Si las lágrimas derramadas por este Líder en todos los confines de la Madre Tierra, se juntaran, formarían un caudaloso torrente. ¡Cuántas cosas le diríamos si volviera!... Mas, ¿cómo vamos a esperarlo si del cielo a la tierra no hay caminos?...
Sólo nos quedan, eso sí, sus banderas, su Legado y los recuerdos; no podemos luchar contra el destino.
La historia, el más fiel testigo, de su amor sublime e infinito por la Patria, las madres, los viejos y los niños. El genio y nobleza de este hombre, sencillo, solidario y excepcional, es un hito en los anales de la historia.
Su eco seguirá retumbando en las montañas, en los bosques, en el viento, en la lluvia, y la conciencia de millones de seres humanos, maltratados y humillados impunemente.
La Historia le tiene reservado el papel y sitial que le corresponde. ¡Gloria y honor a quien tanto lo merece! La pérdida de un Líder tan querido, duele mucho.
No hace falta pertenecer (es mi caso) a organizaciones político-partidistas, para reconocer (negarlo sería un ejercicio de mezquindad) los ingentes beneficios aportados a millones de ciudadanos, incluidas las capas medias de la sociedad.
Siempre favoreció, con sus aciertos y errores, a los más débiles y desposeídos, vejados y despreciados por los gobiernos de antaño en esta hermosa Venezuela (mi patria adoptiva), hoy amenazada, vilipendiada y codiciada, para hurtarle su patrimonio, material y espiritual, sus riquezas y hasta su cultura y manera de ser y de pensar.
Para este viejo republicano de la diáspora, estas humildes líneas que le dedico a modo de elegía, sé que están prendidas en los corazones y en lo más hondo de los sentimientos de gratitud y recuerdos de todos los ciudadanos de bien.
Su obra e impronta, estoy seguro, perdurará en el tiempo. Su legado es invaluable. Creó y dio vida a un pueblo, haciéndolo protagonista de su destino.
El triste y apacible adiós de Hugo Chávez aquel 5 de marzo, nos plantea el dilema de la Vida y del más allá…
Es el enigma de lo incierto, de ese hilo frágil que es la existencia misma. ¿A qué designios obedece quién decide irse, haciendo inútiles los esfuerzos de los suyos para retenerle?...
Su rasgo y naturaleza era hacer el bien. En este espacio mágico de su amada Venezuela, y como expresión genuina de la carga histórica que encierra cada eslabón de nuestras vidas, sabemos que su grandeza, humildad y bonhomía perdurará en nuestros corazones y recuerdos, en cada instante, en cada luna y en cada amanecer...
Apéndice. “De angustia y aprensiones lleno, brota de la Patria un quejumbroso llanto. Densos nubarrones se ciernen por doquiera, y ensaya el Norte una macabra danza”. Caracas, 5 de abril. A las 13 Lunas de… (jesundino@hotmail.com) Colaboración especial para LatinPress.
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