Caracas, 11 Sep. AVN.- La incorporación plena de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur) representa una oportunidad para impulsar las capacidades productivas de la economía venezolana, con base en sus fortalezas macroeconómicas, sostuvo el economista Rodrigo Cabezas.
En una conferencia sobre este tema que se llevó a cabo este martes en el Banco central de Venezuela (BCV), el además presidente del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), capítulo Venezuela, destacó que la integración social y económica de los pueblos latinoamericanos forma parte del dinamismo actual de las relaciones entre nuestras naciones, en el que se prevé el fortalecimiento del Mercosur, con una eventual integración al bloque de Ecuador y Bolivia, que actualmente participan como observadores.
Estos procesos de integración requieren de instituciones que respondan a las realidades propias de América Latina, y en este sentido Mercosur se desarrolla como en una especie de relanzamiento, sumado a otras iniciativas como la Unión de Naciones del Sur (Unasur) y la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).
Resaltó que Venezuela representa para el Mercosur la integración de una de las principales potencias en la producción de alimentos del mundo (como los países suramericanos), a la energía del petróleo y el gas, para sumar una economía global que representa 3,4 billones de dólares, con 270 millones de habitantes en más de 12.781 kilómetros cuadrados de extensión de tierras, con gran potencialidad agrícola y con innumerables riquezas naturales.
Cabezas propone la necesidad de impulsar una industrialización para las exportaciones, sin abandonar el proceso de sustitución de importaciones, que permita al país tener un ingreso de divisas distinto a la renta petrolera, que resulta sensible a los precios internacionales del crudo que son imprevisibles.
Estima que este proceso de especialización de exportación debe estar dirigido a incrementar el Producto Interno Bruto (PIB) Industrial desde 14 a 20% del Producto Interno Bruto al año 2022, acompañado con una política económica dirigida a disminuir la tasa de desempleo de 7 a 4% y disminuir la inflación a un dígito en un plazo de máximo tres años.
Este impulso a las exportaciones se realizaría con base en las potencialidades de país en lo sectores petróleo y derivados, que incluye la gasolina, lubricantes y otros productos; el desarrollo de la petroquímica, en especial la producción de fertilizantes, plásticos, fibras y cauchos sintéticos, detergentes, pinturas, saborizantes, pañales y jeringas.
También destaca la necesidad de impulsar las exportaciones de hierro y subproductos como el acero blando para la industria naviera, de válvulas y materiales para la construcción así como el aluminio, como el desarrollo de láminas para enlatados de alimentos y refrescos.
“El sector industrial no petrolero pudiera aportar 15% de las exportaciones (...) esto nos daría mayor independencia con la renta petrolera”, expresó.
Fortalecer la industrialización
Cabezas estima que para continuar impulsando el sector industrial en el país se debe fortalecer la política de financiamiento a largo plazo, en especial para la pequeña y mediana empresa, para lo cual resulta importante el Fondo que ya existe en el Mercosur para este fin.
Recordó que Mercosur no es igual que un tratado de libre comercio, por lo que no representa una amenaza a ningún sector económico. En este caso existe un plazo para la adecuación a las normas comerciales de, al menos, cuatro años.
“El arancel externo común del Mercosur permite al nuevo socio hasta 100 ítems (productos económicos) de excepciones en la nómina común por hasta 10 años”, explicó.
Recordó que Mercosur cuenta además con un fondo (no reembolsable) para proyectos de desarrollo de infraestructura y demás para la reducción entras las asimetrías existentes entre sus miembros.
Explicó que desde hace cinco años las naciones más pequeñas del Mercosur, como Uruguay y Paraguay, han registrado tasas de crecimiento positivas de sus exportaciones de 3% desde el nacimiento del Mercosur, es decir, que Argentina y Brasil, que es la quinta economía del mundo, no representaron una debilidad para su desarrollo.
Entre otras medidas necesarias el parlamentario considera que se debe adaptar la política cambiaria para priorizar la asignación de divisas para impulsar la industrialización especializada del país, incentivar la reinversión de dividendos y el manejo de la sobrevaluación del tipo de cambio, de manera que no represente un abaratamiento para las importaciones y un encarecimiento de las exportaciones.
En este sentido, señaló que esta política no representa el abandono de las capacidades exportadoras en otras áreas como las que existen con algunos productos agrícolas, entre ellos café, cacao, plátano, camarones y cangrejos (donde ya existen algunos ejemplos de empresas privadas que ya realizan exportaciones especialmente a EEUU y Europa).
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