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martes, agosto 14, 2012

Después de un mes de campaña: Voto blando de Chávez es el factor definitorio del 07OCT12


Los datos son claros, a menos de dos meses de las elecciones del próximo 07 de octubre de 2012, la intención de votos a favor del candidato presidencial Hugo Chávez se ubica en 56% frente a 29% del aspirante Henrique Capriles Radonski.
Estos datos representan el balance del primer mes de campaña del presidente Hugo Chávez y de un año de campaña de Enrique Capriles. El presidente cuenta con un 40% de voto duro, es decir, electores que en varios procesos electorales han votado por Hugo Chávez o por las opciones vinculadas al proceso bolivariano.
El restante 16% de la intención de voto a favor de Hugo Chávez, estaría constituido por el voto blando de quienes manifiestan que votarían por el presidente Chávez, en su gran mayoría nuevos votantes y personas que en otros procesos electorales no votaron. El voto duro de la oposición está conformado por 20% de los votantes, mientras que el voto blando es de 9%.
El cuadro de intención de voto se complementa con un 11% de indecisos y un 4% que manifiesta que no votaran, segmento que si bien es importante y relevante, no será el factor decisivo en la contienda electoral, pues Capriles sin la totalidad de indecisos no gana; pero la totalidad de éstos tampoco le garantiza la victoria, pues la victoria está concentrada en el 40% del voto duro del Chavismo y el 16% de su voto blando, que suma un 56% a favor de Hugo Chávez.

La ecuación electoral del último trecho de la campaña se dará en definitiva alrededor del voto blando del Chavismo, este 16%, intentará ser asaltado por la oposición, buscando generar en él, desmovilización o en el peor de los casos un cambio de su selección ya manifestada. El Chavismo por su parte deberá consolidar este segmento y atraer para sí el voto de los indecisos para asegurar con ello una victoria contundente el próximo 7 de octubre.
Otros elementos que complementan el cuadro anterior es el indicador de agrado o desagrado hacia los candidatos, al respecto a un 65% le agrada Hugo Chávez, mientras que solo a un 36% le agrada Enrique Capriles, así mismo a un 21% le desagrada Hugo Chávez y a un 38% le desagrada Capriles.
Las razones para que se vaya consolidando la ventaja del presidente Chávez las encontramos en la alta valoración positiva de su gestión que llega a 64% y solo 20% negativa, la valoración de la gestión como regular es de 14%. En el rango de los jóvenes el presidente es valorado positivamente con un 68%, por clase social, el presidente se recupera en el estrato C, ubicándose en un 41.2% de valoración, positiva mientras que se consolida en el D con 67% de valoración positiva y 73.8% en el estrato E. Es claro que el sujeto social que mantiene a Hugo Chávez como una representación colectiva válida, se ubica entre los jóvenes y los sectores populares.
Otro elemento que contribuye es la mejora tanto de la valoración económica como de la valoración política. Un 58% de los venezolanos piensa que la situación economica del país mejorara y 70% piensa que su situación economica personal mejorará. Así mismo, 42% de los venezolanos ve positivamente la situación política y 62% espera que mejore el próximo año
En relación a la participación electoral esperada, ésta se ubicará entre el 75 y el 80%, lo cual significaría una abstención de entre 20 y 25%. La abstención esperada para octubre de 2012, ubica a Venezuela entre los países de América Latina con más alta participación, donde sus ciudadanos de manera reiterada validan el sistema democrático y sus reglas.
Existen varios elementos que demuestran el alto nivel de politización de la sociedad venezolana: 50% de los encuestados afirma haber tenido mucha información de los partidos y candidatos antes de la campaña y 48% ha obtenido información sobre la campaña por contactos directos, 34% por Tv, 10% por prensa y 7% por radio. La política está en la cotidianidad de los venezolanos, se discute de política en el espacio de trabajo, en el hogar, en la calle o en cualquier punto. Este es un rasgo distintivo de otras sociedades latinoamericanas y europeas.
Recordemos por último, que los estudios demoscópicos como el que acá presentamos son producto de dispositivos metodológicos científicamente validados; sin embargo nos sirven solamente para capturar una fotografía del momento, en ningún caso, nos sirven para hacer premonición política o entregarle a sus pronósticos todo el desempeño de la contienda electoral. Por el contrario la fotografía inmoviliza el momento; pero los actores políticos están desplegados buscando construir mejores correlaciones en dirección a su objetivo que es la victoria.
Con los datos de este estudio, es posible desmontar el mito del supuesto carácter decisivo de los indecisos. Se puede afirmar por tanto que la clave de las elecciones, que va a determinar cómo se mueve esa brecha descrita, va a ser el comportamiento de los sectores “blandos” y la capacidad de ambas candidaturas para seducirlos o, alternativamente, impedir su fuga. En el caso del chavismo, se trata fundamentalmente de renovar y ampliar el mandato colectivo, lo cual requiere por una parte clarificar las apuestas de futuro o profundización de los cambios, y por otra desplegar o profundizar una narrativa seductora e incluyente de sectores heterogéneos y flotantes con un lenguaje más concreto y que atienda a la segmentación del discurso.
Del otro lado, parece evidente que la candidatura conservadora ha comprendido que actualmente en Venezuela no puede ganar siendo percibida como “de derechas”, porque chocaría con todo un “horizonte de época” y sentido común de valores, expectativas y representaciones de lo social y lo político, que ha sedimentado durante esta década de gobierno bolivariano.
En consecuencia, la candidatura de la derecha tiene ante sí un inmenso reto: ubicarse dentro del nuevo consenso político –por ejemplo en lo relativo a los derechos sociales, la soberanía nacional, la integración latinoamericana, la igualdad, la democracia protagónica, etc.- pero marcando alguna diferencia sustancial que le permita postularse como “la alternativa” a algo que debe ser cambiado. En este difícil equilibrio entre no distanciarse mucho de Chávez; pero defender que es necesario derrotarle en las urnas, la campaña opositora ha elegido centrarse en las diferencias estético-simbólicas y tratar de difuminar lo más posible la confrontación de propuestas y modelos de país. Esta campaña descansa por tanto en un uso intensivo y sofisticado del marketing político y la imagen. Lo que sucede es que va dirigida a una sociedad que ha cambiado mucho en los últimos años, que ha ganado en educación y maduración política, que discute sobre política y requiere información y batalla de ideas
Así, mientras que en una sociedad más despolitizada, en una democracia de menos intensidad, una campaña tan centrada en el marketing habría resultado exitosa, en la sociedad venezolana encuentra considerables resistencias.
La contienda está en desarrollo, esperemos que se imponga la POLITICA sobre el marketing!.
Jesse Chacón AVN 13/08/2012

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