por Marianny Sánchez
Caracas, 13 Dic. AVN.- La juventud es cosa del espíritu. Que lo digan los cientos de adultos mayores que desde las 8 de la mañana de este 13 de diciembre hicieron de la Sala Ríos Reyna del Teresa Carreño una gran pista de baile para celebrar el lanzamiento de la Misión Venezuela en Amor Mayor, iniciativa del Gobierno nacional que reconoce a la tercera edad su derecho a una pensión de vejez.
"Hay gente que nunca cotizó (en el Seguro Social) o que trabajó en casas de familia y no aparecen registradas y por eso no tienen pensión", explicó el presidente Hugo Chávez durante el inicio del proceso de registro de la también nueva Gran Misión Hijos de Venezuela.
Es este el caso de Jesús Nieves, abuelo que de sus 62 años de vida ha dedicado más de la mitad a la artesanía. “Esta nueva misión es muy importante porque el adulto mayor había sido relegado a un segundo plano, creo que los viejos somos muy importantes, porque somos los guías de las nuevas generaciones y tienen que tomarnos en cuenta”, dijo.
Todavía trabaja, el paso del tiempo no ha venido acompañado, en su caso, por el cansancio. Durante su juventud, acompasó su labor como cultor con el trabajo remunerado, sin embargo, las cotizaciones no fueron suficientes. “Ahora con esta misión me van a completar lo que falta para cobrar mi pensión, esto va a ser un alivio. Ya es hora de trabajar menos y descansar más, de disfrutar a mis hijos, a mis nietos y sobre todo de educar, de enseñarles a ellos lo que sé hacer, lo que he hecho toda mi vida”.
Ha sido el pueblo cultor, los artesanos y artistas quienes – como explicó el ministro de Cultura, Pedro Calzadilla – han sostenido por siglos nuestras expresiones tradicionales y nuestra cultura. La propia dinámica de su arte ha generado que sean personas que no están insertas en los sistemas formales de trabajo.
“Sin embargo, son personas que han dado su vida a esto y de repente llegan a viejitos y se encuentran sin recursos para valerse por sí mismos, por eso es una obligación del Estado reconocer el trabajo de tantos años a estas personas que son la expresión más auténtica y profunda de nuestra identidad, colaborando con ellos con la asignación de la pensión del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS)”, agregó el titular del despacho cultural, quien minutos antes de ofrecer declaraciones era pareja de baile de una de las adultas mayores de la Misión Madres del Barrio.
Caso similar es el de las abuelas, dedicadas mayoritariamente a la crianza de los hijos, las labores de cuidado y a los empleos como lavar y planchar ropa ajena, que se ubican en la llamada economía sumergida (sin impuestos y sin derechos). La pobreza se vuelve un fenómeno que azota sus vidas de manera mucho más abrasiva cuando las canas han mermado la capacidad de producir.
Amparo García tiene 61 años y se trasladó desde Petare hasta el Teresa Carreño para agradecer al presidente “haber tomado en cuenta a los viejitos como yo”. Vive en un cuarto que alquila gracias a la ayuda económica que la brindan sus tres hijos y durante toda su vida trabajó como ayudante en casas de familia.
“Me alegra ser beneficiada, pero ya desde antes he recibido la atención de este Gobierno. En Barrio Adentro me atienden, me dan una pastilla, en el consejo comunal nunca ha faltado una lata de sardina, una harina pan para mí”, contó.
La asignación de una pensión de vejez, dijo, no sólo cambiará su vida, sino también la de su familia, porque “ahora a lo mejor me voy a poder cambiar para una casita, para casa de mis hijos y ayudarlos con el dinero y así nos vamos a reunir todos, mis nietos, mis hijos, que no había podido tenerlos conmigo porque no tenía lugar para estar”, agregó con la emoción de quien está traduciendo en palabras las imágenes que ha ido construyendo en su cabeza, fotos de futuro.
Un chal azul ondeaba de derecha a izquierda al son de una guaracha interpretada por la Orquesta de la tercera edad de Venezuela. Las caderas se movían igual que a los 20, aunque la bailarina tuviera 70. El parejo, con chaqueta y sombrero, marcaba el compás sin mirar al suelo, los ojos estaban fijos en la flor roja con la que la abuela decidió adornarse la cabellera larga y negra.
El cambio de la guaracha a la gaita desató el furor de los presentes. El escenario, aún vacío a la espera del Jefe de Estado, se convirtió en pista para bailar al son de esa linda colombiana que algún criollo conoció en un viaje a Barranquilla. “Amparito, te olvidaste del negrito, tu maracuchito”, coreaban al unísono abuelas, abuelos y jóvenes acompañantes.
Desde el inicio del gobierno liderado por Hugo Chávez, el número de pensionados en el Instituto Venezolano de Seguros Sociales ha aumentado de 367 mil a 1 millón 900 mil, homologados con salario mínimo, informó el presidente de esta institución Carlos Rotondaro.
Para Rotondaro, el lanzamiento de la Misión Venezuela en Amor Mayor representa la materialización del trabajo progresivo de inclusión social que ha desarrollado el Estado durante los últimos 13 años para garantizar una vejez digna a todos los venezolanos.
“Amor con amor se paga, por eso el nacimiento de esta nueva misión. La revolución evitó la privatización de la seguridad social y potenció el IVSS (...). Estamos saldando esa deuda social que dejaron los gobiernos de la cuarta república”.
“Otra, otra, otra”, aclamaban los abuelos a la Orquesta. Sonó entonces una salsa acompañada de aplausos y más danza. Ni espacio para el agotamiento; todos mantenían las energías a tope para recibir a su líder, “al Presidente que se acordó de nosotros, a lo más bonito que ha llegado a la presidencia de Venezuela”, como lo bautizó Alcira López, una de las tantas abuelas, secundada por la afirmación rotunda de sus compañeras del Comité de Adultos Mayores del Distrito Capital.
Marianny Sánchez AVN 13/12/2011
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