Caracas, 08 Nov. AVN.- El olvido es otra estrategia usada por el imperio para que los pueblos borren de su memoria los genocidios que comete en el mundo. Los encargados de esa misión son los medios mercenarios que, cuando no los suprimen en sus espacios, minimiza y distorsiona la verdad como sucede con las "guerras olvidadas" que libre en África, Medio Oriente, Asia central y otras regiones del planeta.
Ejemplo de tal práctica es la escasa o nula información que se publica sobre los conflictos bélicos que EEUU y sus secuaces desatan en Bahrein y Yemen. Allí mueren diariamente civiles inocentes y aguerridos combatientes revolucionarios. Caen víctimas de las balas de las tropas de los regímenes dictatoriales que allí gobiernan, y de las bombas y misiles que lanzan los jets y los drones yanquis que cometen asesinatos selectivos.
No son guerras declaradas sino agresiones ilegales de una superpotencia que se arroga el derecho de ser juez del mundo. Se ha erigido en gendarme del orbe basado en su poderío militar sin tomar en cuenta sus Césares de turno, que como todo imperio está condenado a fenecer, agobiado por la grave crisis económica, social y moral que lo corroe.
De allí que, tanto los movimientos revolucionarios de Bahrein y Yemen hayan sido condenados al olvido por los medios asalariados que pretenden ocultar al mundo la magnitud de la tragedia que allí viven su pueblos, masacrados por dos de sus vasallos. Y es que ambos tiranos están protegidos por su amo, que además de suministrarles ayuda militar, política y económica interviene directamente en el conflicto con armas y soldados.
Mientras la prensa mercenaria despliega en grandes titulares y espacios cargados de mentiras sus noticias sobre las guerras que EEUU y la OTAN desatan en otros países como Irán, Afganistán y Libia, silencia casi totalmente lo que ocurre en Bahrein y y Yemen. Apenas si informó que el Imperio envió a Bahrein, ejércitos lacayos y mercenarios para proteger al tirano Al Khalifa y a sus SEAL y “drones” asesinos para matar impunemente en Yemen.
Nadie, sino su poderío bélico le ha otorgado a EEUU esa patente de Corso que viola las más elementales normas del Derecho Internacional, y "el respeto al derecho ajeno, (que) es la paz", como dijo Juárez. Ello le permite invadir naciones, desatar guerras, imponer embargos y calificar como "terroristas" a países y organizaciones revolucionarias, sin que nadie se atreva a frenar ese atropello, que sólo voces como la de Chávez osan denunciar.
Es esa arma de la denuncia esgrimida por el mandatario venezolano la que ha frenado en más de una ocasión a la fuerza bruta del Imperio en su demencial carrera por adueñarse del mundo. Sus intervenciones en las cumbres donde ha participado el comandante y presidente, echaron por tierra los proyectos bélicos y planes económicos diseñados por Washington en la última década.
Denunció en Quebec y Monterrey al Alca y lo enterró para siempre en Mar de Plata junto con otros progresistas mandatarios. En Puerto España, de la mano de Ortega frustró el llamado de Obama a olvidar el pasado de rapiña imperial que pretendía reanudar el saqueo en nuestra región. En Copenhague con apoyo de Evo y los representantes de Cuba y Ecuador, desbarató la conjura secreta del mandatario yanqui que buscaba desconocer el acuerdo de Kioto
La denuncia de Chávez es constante y firme. Hace unas semanas envió a la ONU una carta histórica en la que acusa a EEUU de su abuso del poder y de los crímenes de lesa Humanidad que en complicidad con la organización mundial y el Estado sionista de Israel comete en Palestina, Libia, Afganistán y otros países del Tercer mundo.
Sin embargo, su inmenso poderío es lo que hace que EE UU se haga el ciego, mudo y sordo ante los reclamos de una Humanidad hastiada ya de sus abusos. Se cruza de brazos ante los excesos de los gobernantes cómplices suyos, mientras hace alarde de cinismo irguiéndose ante el mundo como adalid de la Libertad, pero su cinismo e hipocresía ya no funciona, ha quedado al descubierto, pues los pueblos que ya no creen en sus mentiras
Obama la usa cuando le pide como en un ruego al tirano de Bahrein que detenga la violencia contra su pueblo. Pero al mismo tiempo tiene la desfachatez y el descaro de renovar el tratado de defensa mutua suscrito con el régimen de Al Khalifa, que permite al Imperio intervenir militarmente para evitar por la fuerza de las armas la caída del tirano.
Meses atrás, se pensó que el dictador sería derrocado por la furia del pueblo como había ocurrido semanas antes con sus similares de Túnez y Egipto, pero en Bahrein no fue así . El movimiento libertario concentrado en la emblemática Plaza de La Perla, en el centro de Manama, la capital, fue masacrado y siguen siendo asesinados por las tropas del déspota y sus aliados, matanzas que se han convertido en una trágica constante.
Washington actuó inmediatamente en defensa del régimen, ordenando a sus lacayos y vecinos de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos a salvarlo. Estos enviaron tropas bien armadas, a las que se sumaron hordas de mercenarios llegados de Pakistán que lograron mediante esa ilegítima como ilegal intervención militar impedir la caída del dictador.
¿Qué es lo que hace que EEUU defienda a un gobierno tan indefendible moralmente como es el de Al Khalifa despreciando la condena de la opinión pública mundial que observa indignada e impotente cómo se masacra en Bahrein a quienes alzan su voz de protesta, sin más armas que su palabra, una pancarta, o una consigna escrita en la pared?
Solo exista una respuesta. Es el deseo mantener la presencia en Bahrein, de la Quinta Flota de la Marina de Guerra de EEUU, el más letal y poderoso dispositivo bélico naval que jamás haya surcado los mares del mundo, convertido en una amenaza mortal para los países de una vasta zona del planeta en virtud del monumental arsenal bélico que poseen sus decenas de unidades de aire, mar y tierra.
Portaaviones, cruceros, fragatas de propulsión nuclear con centenares de helicópteros y jets a bordo, armados de misiles y submarinos nucleares, conforman esa poderosa fuerza con base en Bahrein. Patrullan 6.000.000 de Km2 de aguas del Golfo Pérsico, el Mar Rojo, Golfo de Omán y parte del Océano Índico, próximas a Irán, Pakistán, Jordania, Tayikistán, Líbano, Omán, Qatar, Saudi Arabia, Siria, Emiratos Árabes Unidos, Uzbekistán y Yémen.
Ello le asegura, en base a su vasto poder de fuego, para actuar militarmente en cualquiera de los países antes citados, en caso de que EEUU considere necesario dar un nuevo paso en la marcha de su proyecto de conquista planetaria, pese a las derrotas que sufre en los campos de batalla de Irak y Afganistán, naciones de donde ha comenzado a retirarse.
Bahrein se hayan convertido por decisión de Washington en un país secuestrado, una nación rehén en manos del Imperio, que no está dispuesto a deshacerse de esa "joya" engarzada en la corona del Medio Oriente, por lo que se empecina en defender a toda costa la presencia de la V Flota en la base naval de Juffairare, ubicada a 85 kilómetros de Manama. No importa que un pueblo sea masacrado, pues solo le interesa defender al régimen que lo oprime.
Lo mismo le sucede a Yemen, otra joya geopolítica ubicada al suroeste de la península arábiga que el Imperio no está dispuesto a perder debido a su estratégica ubicación al suroeste de la península arábiga. Frente a sus costas del Mar Rojo, en ruta hacia el canal de Suez, navegan supertanqueros cargados de petróleo de la vecina Arabia Saudita hacia Europa y EE UU. Por el Sur, a través del Estrecho de Aden lo hacen los que van a China, India y Japón.
Pero a la importancia geopolítica de Yemen se suma otra de igual o mayor valor, ya que el Océano Índico, que baña su costa Sur, tiene una extraordinaria importancia militar, pues la potencia que domine sus aguas, sería virtualmente invencible.
Lo aseguró a principios del siglo pasado, el estratega de la Marina de Guerra de EEUU, Contralmirante Alfred T. Mahan al decir: "Cualquiera que consiga la supremacía marítima en el Océano Indico, será actor dominante en el escenario internacional. Este océano, será la llave de los siete mares en el siglo XXI; el destino del mundo se decidirá en esas aguas", dijo.
Mientras tanto, cada día se agudiza la tragedía que se vive en Bahrein y Yemen, pues para esos pueblo no existen la justicia de la ONU, las resoluciones del Consejo de Seguridad ni la fuerza militar de la OTAN. Estas sólo sirven para agredir ilegítima e ilegalmente a otros países, donde asesinan impunemente a miles de inocentes para sojuzgar a sus pueblos y adueñarse de sus recursos naturales.
Y es que la superpotencia yanqui y sus aliados se ciñen estrictamente a un guión, el escrito para recolonizar al mundo que una vez fue suyo. No entienden que los pueblos han despertado de un letargo de siglos, dispuestos a defender la libertad de esos cruzados, que por Cruz llevan el estandarte del Dólar y el Euro, monedas que han perdido su valor, que muchos países no las quieren y buscan usar otras divisas más fuertes y seguras.
Saben que se hunden en la peor crisis política, económica, social y moral de su historia, de la que no podrá salvarlos todo el poder de sus armas nucleares ni la V Flota basada en Bahrein. Ni tampoco sus sicarios podrán hacerlo en Yemen, donde uno de sus drones asesinó hace unas semanas al ideólogo y poeta Al Awlaki, "el del verbo cautivador, enraizado en la mas profunda tradición poética de los primeros tiempos del Islam."
No lo lograrán jamás porque “podrán matar al soñador, pero jamás al sueño.”
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