Chavez en la web

martes, noviembre 30, 2010

EL MOMAC ANTE LA COYUNTURA POLITICA Y LA RELACION ESTADO-COMUNICACIÓN


MANIFIESTO DE CATIA

Introducción.

En reunión del Consejo Central del Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC) en la populosa, diversa y combativa comunidad de Catia, parroquia Sucre, de Caracas, el sábado 16 de octubre de 2010, en el marco del año de inicio del ciclo Bicentenario en que se celebra la gesta independentista que hizo posible la liberación de la Patria del yugo imperialista español y que sirvió, al mismo tiempo, de ejemplo e impulso para la liberación de los pueblos hermanos nuestroamericanos; y en el fragor de la lucha actual que tiene planteada el bravo pueblo bolivariano por la consolidación definitiva de la independencia de todo tipo de injerencia imperialista y por la materialización del sueño de nuestros próceres reflejados en la expresión bolivariana de alcanzar “…la mayor suma de felicidad posible” y atendiendo, además, a nuestra condición de hombres y mujeres, trabajadores(as) de la comunicación popular consustanciados, por una parte, con la denuncia y confrontación del mensaje hegemónico imperialista – neoliberal y, por la otra, con la generación de un nuevo modelo comunicacional propiciador del cambio social; de ciudadanos(as) conscientes de la necesidad de instaurar nuevas y superiores relaciones sociales; y de revolucionarios(as) comprometidos(as) con la lucha revolucionaria reivindicadora de todos los anhelos y esperanzas de nuestro pueblo; se aprobó el presente documento que, en términos sintéticos, recoge el enfoque que sostenemos de la presente coyuntura política y de la relación Estado / Comunicación y que con el nombre de Manifiesto de Catia hacemos del conocimiento de la opinión publica como una contribución al necesario e ineludible debate entre los revolucionarios(as) venezolanos(as).
En cuanto a las elecciones del 26S y sus resultados.
Observamos que: 1. con relación a la composición de la nueva Asamblea Nacional, las fuerzas bolivarianas obtuvieron una mayoría holgada (98 / 67) que permitirá mantener una influencia determinante en el Parlamento Nacional, institución destinada a cumplir una función bien importante en la dinámica política del porvenir, aún cuando no se alcanzó la deseable mayoría calificada requerida para la toma de decisiones en torno a materias de cierta relevancia institucional y, por su parte, la fuerzas opositoras recuperaron un espacio que habían perdido en las elecciones precedentes cuando, por sus cálculos golpistas y desestabilizadores, tomaron la torpe decisión de abstenerse; 2. con relación a la sumatoria de los votos, si bien, resulta grosero extrapolar la misma para considerarla como una proyección definitoria del futuro cuadro político, si es útil como indicador para aproximarnos a la correlación de fuerzas actualmente existentes (poco más de cinco millones de votos para cada fuerza polarizada). Y en que se refleja un estancamiento de la opción revolucionaria por desgaste de la acción gubernamental, en contraposición a un relativo crecimiento de las fuerzas conservadoras o propulsoras del antiguo estatus quo, denotando por mampuesto, la penetración de ideas regresivas en ciertos espacios de los sectores populares. Allí están los resultados cuya lectura crítica se torna obligante para el análisis coyuntural; en todo caso, luce pertinente determinar las posibles causas que inciden en el estancamiento de las fuerzas transformadoras.
A nuestro juicio esta debe ser la mayor preocupación de los revolucionarios venezolanos, en los actuales momentos, sin que ello signifique conceptualizar como peligro inminente para el proceso de cambio que se escenifica en la realidad social venezolana (entre otras cosas porque en esta contienda electoral no estaba planteada la concurrencia candidatural del comandante Chávez, fundamental factor político motivacional del sentimiento colectivo en esta primera mitad del siglo XXI venezolano).
Funcionariado cuartorrepublicano
Sin dudas, un conjunto de factores se conjugan para producir estos resultados, entre otros, queremos destacar el impacto en el electorado popular de la deficiente gestión de alcaldes y gobernadores – con las naturales excepciones – en diferentes regiones del país que ha venido generando un creciente malestar y manifiesto desencanto en un pueblo ávido de soluciones a sus problemas y de concreción de sus sueños, con el agravante de la ausencia de un Partido con capacidad crítica capaz de ejercer la necesaria función contralora. A este voto castigo y/o indiferencia abstencionista, se hace sentir la perversa e indolente burocracia que alimentada por la quinta columna, a todos los niveles gubernamentales, dificulta la toma de decisiones, el seguimiento de las mismas y la ejecutoría efectiva de directrices que conlleven al beneplácito de los millones de usuarios concurrentes a las oficinas públicas.
En esta consideración no se nos escapa el hecho cierto de que en su gran mayoría los cuadros técnicos en los que descansa el funcionamiento del aparato estatal venezolano fueron formados durante la cuarta republica prevaleciendo, todavía, en ellos, los valores propios de la sociedad capitalista, rentista, consumista y dependiente que, precisamente, se quiere transformar. Es con este funcionariado con el que se viene gobernando, con sus muchos defectos y contadas virtudes, y así será mientras se vaya construyendo la nueva hegemonía y formando, en consecuencia, al nuevo ciudadano, incluyendo al nuevo funcionario, con los valores inherentes a la sociedad del porvenir.
Esta confrontación no puede ser sino expresión de una intensa y necesaria lucha de clases que tiene en lo ideológico una de sus aristas fundamentales.
La revolución se hace contra el Estado
En este orden de ideas, también, es dable destacar la incongruencia teórico – conceptual que evidencian funcionarios gubernamentales, altos y medios, y dirigentes del partido (PSUV) en el sentido de asumir al Estado como el instrumento determinante para la construcción del socialismo; según este enfoque la revolución no se hace contra el Estado, sino con y desde el Estado, ubicándolo como un ente neutro que así como sirvió para la edificación de la sociedad burguesa puede servir, dada su neutralidad, para construir la sociedad socialista; crasa ignorancia que tanto ha costado a otros pueblos que han vivenciado el mismo error.
Según nuestro punto de vista, esta falla conceptual en términos prácticos se traduce en el empeño que ponen funcionarios en fortalecer sus “parcelas de poder” o impulsar un supuesto poder popular tutoreado desde y por el Estado en detrimento del auténtico desarrollo del poder popular, del fortalecimiento de los movimientos sociales, obstaculizando, en consecuencia la organización del pueblo, sujeto histórico de la revolución bolivariana. No entienden que al Estado, más bien, hay que debilitarlo progresivamente fortaleciendo, en contrapartida, la organización popular a través de las comunas, los consejos comunales, los consejos de trabajadores, campesinos y estudiantes y de tantas otras expresiones de organización popular; en ello, la Asamblea Nacional que ahora fenece, cumplió una tarea importante al darle contenido legal a toda una realidad social que se ha venido manifestando en esta década de proceso bolivariano, aún cuando, a juicio nuestro, incurrió en falencias significativas como la no aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo.
En esta etapa histórica de transición, el Estado heredado sometido a una dinámica transformadora permanente debe estar al servicio del pueblo y no al servicio de los intereses de la burguesía como acontecía en el pasado ni al servicio de una exquisita élite burocrática como se perfila ahora, por el contrario, debe ser un redistribuidor de la riqueza nacional en función del bienestar de las grandes mayorías populares, a fin de cuentas, debe ser un facilitador del desarrollo social y político del pueblo venezolano.
Por supuesto que tenemos claro que frente a un enemigo tan poderoso como el imperialismo estadounidense y todo el entramado internacional que esta estructurado para garantizar los intereses de los grandes capitales, se hace más que necesario la existencia de un Estado fuerte, en ciertas áreas, como la de defensa y seguridad nacional y las estratégicas en el ámbito económico. Es decir, hay que saber y poder combinar la existencia de un Estado fuerte en ciertas áreas con un pueblo organizado, fuerte, extendido en todos los intersticios de la sociedad y sumado, también, por supuesto, a las tareas de defensa de la soberanía nacional; la geopolítica regional y mundial actual a sí lo imponen. En nuestro criterio, se requiere ser innovativo en esta materia manteniendo un equilibrio, naturalmente contradictorio, que haga posible la preservación de la soberanía nacional con un esfuerzo constante de integración solidaria con los pueblos hermanos de America y del mundo y, al mismo tiempo, paralelamente, ir estableciendo las bases de la sociedad socialista.
Si hay política comunicacional pero…
En materia ideológico – comunicacional queremos destacar que como movimiento vinculado a la comunicación popular, siempre hemos sostenido que la revolución bolivariana si cuenta y siempre ha contado con una política comunicacional cuyos lineamientos generales actuales están contenidos en el Plan Nacional Simón Bolívar y que ha reivindicado sus aciertos a lo largo de 11 años de proceso bolivariano; los tantos triunfos electorales obtenidos en este intenso periplo político tiene en la labor comunicacional un soporte que no dudamos en calificar de fundamental. Y en esto hay que reconocer, en primer lugar, sin ningún asomo de adulación, el rol estelar del propio comandante Chávez que se ha revelado en un insigne comunicador, que ha sabido establecer, a motu propio, un vinculo afectivo con las amplias mayorías de nuestro pueblo, a través de un código de su particular cosecha con el que ha descifrado las inquietudes y expectativas populares y mantenido una estrecha relación con estos sectores.
Ahora, si bien, en el ámbito comunicacional mantenemos ciertas firmezas, como el Chávez comunicador, a lo que habría que agregar el avance que se ha tenido con el fortalecimiento del Sistema Nacional Público de Medios Oficiales (VTV, Radio Nacional, Vive Tv, YVKE Mundial, Correo del Orinoco, TeleSur, Radio Sur, etc.) y, asimismo, con la expansión y proliferación de Medios de Comunicación Popular, Alternativa y Comunitaria a lo largo y ancho del país, hecho este último sin parangón en el mundo entero; no por ello hay que desconocer las fallas y debilidades que se vienen arrastrando en el frente comunicacional, donde, por otra parte, los adversarios externos e internos del proceso revolucionario cuentan, si acaso, con sus mayores fortalezas, que de no tenerlas, sin ninguna duda, las derrotas infringidas a la derecha, sencillamente, hubiesen sido aplastantes; pero, lo real es que las fuerzas adversas a la revolución si disponen de un poderoso aparato mediático dotado de una alta capacidad tecnológica, de una capacidad profesional acumulada en varias décadas de experiencia y de inversión y con los llamados “ tanques de pensamiento” o laboratorios de guerra psicológica que coordinados por el centro imperial despliegan una actividad diaria, sistemática e implacable destinada a desestabilizar y perturbar la gestión bolivariana y a incentivar en la opinión publica nacional e internacional la expectativa del derrocamiento o truncamiento del proceso revolucionario y/o a futuro (2012) su derrota electoral.
Como en toda etapa de transición y, por un largo período, lo que está en juego es la puja por la hegemonía en la sociedad, lucha que se expresa en la batalla de las ideas y donde el aparato mediático, precisamente, por su función de intermediación social ocupa una posición primordial. Creemos que, objetivamente, en este campo con todo y nuestras firmezas y avances estamos en desventaja, la fuerza mediática que nos adversa es superior, contando, además, en su haber con la industria cultural, las instituciones educativas privadas, la jerarquía eclesiástica, los valores tradicionales familiares, etc, que se conjugan para la producción y reproducción constante de la ideología que soporta la dominación capitalista.
Puja por la hegemonía o batalla de las ideas
A pesar de los grandes esfuerzos realizados en todos los ámbitos de la vida nacional aun persiste, en la sociedad venezolana, la hegemonía cultural capitalista, siendo evidencia de ello, entre otras manifestaciones – y hay que decirlo aunque se nos cuece el espíritu al expresarlo- la pululante corrupción presente en el desenvolvimiento social impregnando, claro está , al funcionariado estatal, con las honrosas y dignificantes excepciones, pues el afán de lucro, la ganancia fácil a costa de lo que sea, la vida aparencial continúan siendo valores prevalecientes en esta sociedad transicional.
De allí que en la lucha ideológica – comunicacional que se escenifica en Venezuela se impone abordar simultáneamente, la defensa del proceso revolucionario que le garantiza a las grandes mayorías el mejoramiento progresivo de sus condiciones de vida, con la proyección de las transformaciones estructurales que se vienen operando en el ámbito socioeconómico del país y el impulso de los nuevos valores que se correspondan con el nuevo ciudadano(a) que se requiere para la concreción de la nueva sociedad.
Modelo comunicacional burgués
Ardua y compleja tarea que exige forzosamente revisar varios de los preceptos y características que hasta ahora vienen rigiendo la instrumentación de la gestión comunicacional del gobierno revolucionario. En primer lugar, está lo referente al modelo comunicacional vigente que marca el accionar de los medios oficiales, particularmente de los televisivos (VTV), que muy poco se diferencian de la concepción presente en los medios privados: privilegiar lo técnico y academicista por encima de lo político, acentuar el vedettismo y remarcar la caracterización del pueblo como mero receptor del mensaje (el pueblo bolivariano como sujeto activo, crítico y participativo de los primeros años del proceso bolivariano y de los años inmediatamente posteriores al golpe de Estado de abril del 2002, de los paros empresariales 2002-2003 y de las guarimbas del 2004, nuevamente ha sido invisibilizado de la televisión estatal), encumbrándose, en contraposición, al técnico especialista, al dirigente político consagrado y al entrevistador estrella, dejando a un lado, prácticamente, el equilibrio necesario que debería mantenerse en este sentido.
En segundo lugar, pero no por ello menos importante, resalta las fallas atinentes al enfoque informativo sobre la gestión gubernamental; el propio comandante Chávez ha sido por demás reiterativo en este punto: la pronunciada ausencia o, en todo caso, la incompleta información acerca de la obra de gobierno que, por supuesto, el tratamiento de la mediática privada se empeña en desconocer o tergiversar; la falta de coordinación todavía se hace ostensible en los diferentes niveles de la administración estatal a la hora de informar sus logros o actividad.
En tercer lugar, se observa una marcada tendencia en la acción informativa oficial a mantenerse a la saga de la iniciativa opositora; generalmente se esta a la defensiva, respondiendo a la mediática privada, es decir, asumiendo de alguna manera la agenda burguesa dado que al ser los medios privados propiedad de grupos burgueses consustanciados con la estrategia opositora, la resultante es que la cotidianidad informativa oficial queda signada por la política opositora burguesa.
En cuarto lugar, se hace cada vez más evidente la acriticidad de los medios oficiales a la gestión gubernamental a todos los niveles; falta de crítica que lejos de contribuir con el fortalecimiento y eficacia del gobierno revolucionario incide, más bien, en la pérdida de perspectiva y en la flojedad o disolución paulatina de sus bases de sustentación. La experiencia histórica nos subraya que la crítica y autocrítica son instrumentos fundamentales para el desarrollo y elevación de los procesos revolucionarios. La ausencia de pueblo en los medios oficiales es uno de los factores que determina el no cuestionamiento y la falta de control al gobierno bolivariano tan necesario para su superación y para la profundización de la acción socialista que lo debe orientar.Modelo comunicacional bolivariano
En el MoMAC tenemos claro que todo proceso revolucionario contiene y genera por si mismo, su específico modelo comunicacional; en el proceso ruso, por ejemplo, el modelo comunicacional leninista, girando en torno a la expresión impresa, la única posible en ese contexto histórico, descansaba en una idea – fuerza sintetizada en la consigna: Educar – Agitar – Organizar. En nuestro caso, el modelo comunicacional bolivariano, ha venido girando en torno a todas las expresiones comunicacionales posibles en la actualidad (impresa, radial, televisiva, digital) sustentada en la idea – fuerza de la participación activa y protagónica del pueblo tanto en la lucha social en general como en el quehacer comunicacional en particular.
Nuestro pueblo se volcó masivamente a la actividad comunicacional en su propósito de salvaguardar y defender al gobierno y al proyecto político bolivariano amenazado y acechado por los medios privados o, mejor, por las empresas mediáticas privadas que se constituyeron en la punta de lanza de la oposición contrarrevolucionaria y de los planes imperialista sustituyendo a los partidos políticos opositores que literalmente habían desaparecido del escenario político nacional. Pues bien, ese protagonismo y espíritu participativo popular, que reflejaba al pueblo bolivariano como agente o sujeto activo de la comunicación ha sido progresivamente condenado, nuevamente, a la invisibilidad y a la condición de mero receptor pasivo del acontecer comunicacional del país. El modelo comunicacional bolivariano con su naturaleza asimétrica, con su carga revolucionaria y subversiva se ha venido trastocando en un mero reflejo del modelo comunicacional tradicional burgués debido fundamentalmente, a la estrechez de miras con su loa tecnocrática y a la perdida de la perspectiva estratégica de quienes han tenido la responsabilidad, en los últimos años, de la toma de decisiones en el área comunicacional gubernamental y partidista bolivarianas.
Movimiento social en ciernes
La comunicación popular, alternativa y comunitaria en Venezuela asumida como una relación dialógica, multidireccional, por su masividad y extensión por toda la geografía nacional se ha constituido en un fenómeno social, siendo al mismo tiempo, uno de los signos más característicos del nuevo modelo comunicacional surgido de las propias entrañas del proceso revolucionario bolivariano. Y, además, al recoger un sentimiento que esta arraigado casi universalmente en el conjunto social como es el hecho de la necesidad de impulsar la democratización de la comunicación, elemento coadyuvante al esfuerzo nacional por la democratización social, es decir, por la socialización de la sociedad venezolana, los comunicadores populares, hoy por hoy, conforman un movimiento social en ciernes para cuya formalización solo requiere dotarse de un programa que exprese las reivindicaciones y expectativas del colectivo militante de la comunicación popular; programa que, de alguna forma, esta recogido en documentos y jornadas emprendidas en estos últimos años de lucha.
Nuevo movimiento social insurgente que al encontrarse con los otros movimientos sociales, con los de dilatada trayectoria (obrero, campesino, estudiantil, etc), así como, los de reciente aparición (ambientalistas, género, sexo, indigenista, trabajadores de la economía popular, etc.) darán lugar a la confluencia, en un tronco común, de un pueblo organizado desde sus bases, en una relación dialéctica, es decir, integrada y al mismo tiempo contradictoria que junto o al lado de los partidos revolucionarios, de la milicia popular bolivariana y de la Fuerza Armada Bolivariana y con el liderazgo del comandante Chávez harán posible la consolidación del proyecto revolucionario, la derrota del imperialismo y de la contrarrevolución y el avance hacia la construcción del socialismo del siglo XXI
Evidentemente que la comunicación popular alternativa y comunitaria, en nuestro país, tiene un largo y complejo camino que recorrer, además de formalizarse como movimiento social, debe aprestarse para seguir combatiendo al imperialismo y sus lacayos locales que, a nuestro entender, es la tarea o lucha principal, pero, al mismo tiempo, debe disponerse a denunciar las fallas y desviaciones de quienes tienen funciones de gobierno y de comando partidista que con sus prácticas desvirtúan el carácter revolucionario del proceso bolivariano y a confrontar, naturalmente, a aquellos sectores que desde su posiciones en los centros de dirección obstruyen o impiden el desarrollo de la comunicación alternativa.
La burocracia comunicacional atenta contra la comunicación popular
En el campo de las fuerzas bolivarianas, sin incluir, por supuesto, a la quinta columna cuya función solapada es la de obstaculizar, en todos los niveles, el avance del proceso de cambio revolucionario, accionan diferentes sectores que sostienen enfoques encontrados con relación a los más diversos tópicos de la vida nacional, relación dialéctica, por demás, necesaria en toda dinámica social. Pero en el ámbito comunicacional, donde también se debaten distintos enfoques acerca de la concepción e instrumentación de la estrategia que ha de ser desarrollada para asumir el combate mediático planteado, con relación a la comunicación popular alternativa y comunitaria se mantienen posiciones prejuiciadas, petreas y hasta mediocres, muchas veces revestidas de una retórica manipuladora y oportunista, destinada a contener y entorpecer el desarrollo de la comunicación alternativa. Es comprensible que desde el campo enemigo, desde los sectores que postulan la comunicación tradicional, con inspiración y orientación burguesa, neoliberal y pro imperialista se ataque, descalifique y denigre de la comunicación alternativa pero es sumamente lamentable que los ataques provengan de nuestro propio campo.
Tan confusa y cuestionable posición nos las explicamos, en el análisis realizado al respecto, en base a dos consideraciones: 1) asumir el hecho comunicacional como una función o actividad a ser ejercida sólo por quienes han tenido la oportunidad de acceder a la formación profesional universitaria es responder a una visión reduccionista y formal, academicista, del proceso de aprendizaje y hacerle, en consecuencia, culto al saber sistematizado que la burguesía al consolidarse como clase dominante, históricamente, le expropió a la sociedad en su conjunto; 2) pero esta visión academicista, en el plano comunicacional, se traduce más, que en una deficiencia conceptual, en una ostensible debilidad política, de por sí, en extrema preocupante porque manifiesta una profunda incomprensión del contenido revolucionario que expresa la participación y el protagonismo del pueblo en el proceso bolivariano, en este caso, en la construcción del discurso y de la acción comunicacional.
El pueblo al entender, mejor que nadie, que la bolivariana era su revolución, se dispuso a defenderla, desarrollarla y profundizarla, asumiendo lo comunicacional que es, si acaso, el flanco en el que ha estado sometida al asedio más implacable por parte de sus enemigos; fue así como comenzaron a proliferar los MAC ( hoy somos unos cuantos miles ) como iniciativa popular para confrontar la arremetida mediática imperial y lacayuna; desencadenándose un fenómeno social que no tiene parangón en la experiencia comunicacional mundial, rompiendo paradigmas y estableciéndose una tendencia que no deja de fluir. El pueblo, internalizando el espíritu protagónico y participativo del proceso bolivariano quiso expresarse, verse, leerse y oirse, empleando para ello y poniendo en tensión todos los recursos posibles a su alcance (desde los más artesanales hasta los más sofisticados) que, evidentemente, van más allá que el importante apoyo aportado por el gobierno bolivariano en su política defensiva ante la arremetida imperial.
Esta explosión comunicacional, sociológica e históricamente, sustentada en el afán libertario e igualitario de nuestro pueblo, es lo que le ha costado asimilar a quienes han tenido la responsabilidad de dirigir la política pública comunicacional; antes que promoverla, estimularla, fortalecerla aprovechando su masividad y su musculatura nacional y comunitaria; por lo contrario han pretendido, de una forma u otra, limitarla o coaccionarla y hasta contener la intrínsica carga subversiva y audacia revolucionaria que connota la comunicación popular, alternativa y comunitaria. Por supuesto que tal conducta no es precisamente la que se asume para interpretar la práctica comunicacional del Comandante Chávez, la expresión más insigne de los miles de comunicadores alternativos que han insurgido en esta etapa de la historia nacional.¡ Vayan los burócratas del área comunicacional gubernamental a imponerle o solicitarle al Chávez comunicador los requerimientos, cartabones o restricciones como a los que hemos sido sometidos los activadores de la comunicación popular!; obviamente no somos Chávez en cuanto a la investidura y responsabilidad histórica que lo envuelve, pero si lo somos o pretendemos serlo en cuanto al compromiso como asumimos la disposición y práctica militante comunicacional en la defensa y profundización del proceso revolucionario venezolano.Entre los síntomas mas evidentes de la incomprensión de la burocracia estatal en el área comunicacional en su relación con los MAC resalta la propuesta de llamar a constituir el Sistema Nacional Público de Comunicación Alternativa y Comunitaria (SNPCAC ) como respuesta política-organizativa a la necesidad de organizar a este importante sector del movimiento popular. En dicha propuesta se manifiesta nítidamente la pretendida intención de que sea el Estado, es decir, su versión burocratizada, quien promueva y consolide la organización comunicacional popular; intencionalidad que en el fondo refleja la manida concepción de que el pueblo, sempiterno menor de edad, no está capacitado para impulsar y desarrollar este tipo de iniciativa, requiriendo , por tanto, la tutoría del Estado, el gran hermano; les cuesta entender el papel facilitador que, más bien, le compete a éste, en esta etapa de transición, en la construcción del sujeto revolucionario del cual, los comunicadores populares, formamos parte, en la medida que como parte activa del pueblo irredento, desarrollamos, conscientemente, la acción comunicacional alternativa, antiimperialista y socialista. La tendencia que priva es la de sustituir al pueblo y su rol protagónico por la acción impregnada de “buena intención” de la burocracia comunicacional, el camino al infierno está lleno de buenas intenciones, según el decir de sabios creyentes.
Lamentablemente algunos colectivos de comunicadores populares bien sea por la visión reformista que los caracteriza o bien por la postura oportunista que los acompaña se prestan para servir de comparsa en esta nefasta proposición burocrática. Esta claro que hay que impulsar y acelerar la organización de los MAC en una estructura nacional que sea capaz de potenciar la respuesta mediática alternativa pero en ningún caso sobre la base de la tutela estatal, ello sería tan absurdo y negativo como que desde el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo se pretendiese fomentar la organización de los trabajadores como ya se intentó durante la dictadura pérezjimenista o tan inaceptable como si desde INMERCA se fomentara la organización del insurgente movimiento social de los trabajadores de la economía popular de Caracas. La organización del pueblo debe ser obra del pueblo mismo, cualquier intromisión oficial en ese sentido hay que rechazarla y asumirla, más bien, como una iniciativa tendenciosamente contrarrevolucionaria y antisocialista.
Así mismo, hay que enfrentar con mucha contundencia y precisión el álgido problema de la sostenibilidad de los MAC que inexplicablemente se ha convertido en una las debilidades y dificultades que más atentan contra el desarrollo de la comunicación popular. Mientras la derecha resuelve sin tapujos ni melindres de ninguna naturaleza la sostenibilidad de los medios que le son afectos y fundamentales para el desarrollo de sus políticas y planes opositores, desestabilizadores y golpistas; siendo demostrativo de ello, por una parte, el apoyo financiero que reciben, externamente de las ONG y Fundaciones (“USAID”, “NED”, “KONRAD ADENAUER”, “FULBRIGHT”, etc.) que le sirven de dispositivo y de plataforma a la estrategia imperialista, mecanismo a través del cual trasiegan millones de dólares y euros para sufragar y mantener la estructura mediática que comprende, además, los llamados thin tanks o tanques de pensamiento o laboratorios para la guerra sicológica o guerra sucia que permanentemente desarrollan en contra de Venezuela; y, por otra parte, la solicita disposición de la compañías o cadenas transnacionales radicadas en el país y las grandes empresas privadas oligopólicas y del gran capital para contratar pautas publicitarias en los medios privados; sosteniendo de esta manera toda la estructura mediática opositora presente en toda la geografía nacional; contando además con la fuente de financiamiento que significa los espacios del poder estatal que la oposición controla a nivel de gobernaciones y alcaldías; esto ocurre de manera pública y notaria expresando la solidaridad política que la burguesía y la oposición mantienen con sus medios nacionales, regionales y locales a lo largo y ancho del país; la burguesía consciente de lo que está en juego apela o hace uso de su más activa solidaridad clasista.
En contrapartida, se observa la poca o nula disposición de quienes tienen la posibilidad de tomar decisiones en la estructura comunicacional oficial, funcionarios, por cierto, de quince y último que tienen asegurado su sustento personal y familiar como empleados que son del Estado rentista, y que tienen la responsabilidad de elaborar y manejar las partidas presupuestarias correspondientes pero, sin embargo, a pesar de la retórica de ocasión, en la practica, en los hechos, que es lo que realmente cuenta son reticentes a brindar el apoyo financiero a la comunicación popular; se resisten a que el aparato del Estado ejerza la función que le corresponde de facilitar, auspiciar y promover a los MAC como parte indiscutible del movimiento popular, llamado a jugar un papel estratégico en la lucha contrahegemónica y de resistencia a los enemigos de la revolución venezolana.
Ciertamente que en el entramado del Estado – Gobierno hay funcionarios proclives a fomentar el apoyo a la comunicación popular, pero, lamentablemente, son las excepciones; lo que si está claro es que mientras el propio comandante Chávez como jefe del Estado y cabeza de gobierno ha abogado por el apoyo a los MAC, planteando públicamente, y en múltiples ocasiones la importancia estratégica que revisten y la conveniencia de que sean asistidos tecnológica como logística y financieramente, lo concreto es que tales orientaciones del comandante de la revolución han sido evaporadas, desatendidas e incumplidas en la espesa bruma de la pesada y contrarrevolucionaria burocracia estatal.
Diversos son los argumentos que se han esgrimidos y enarbolados a la hora de explicar y justificar lo injustificable, desde la escasez presupuestaria hasta los razonamientos mercantiles propios del más acérrimo neoliberalismo, tales como, la poca audiencia y los limitados lectores a quienes llegan los MAC, el limitado impacto y baja circulación de los mismos y hasta la relativa calidad de su presentación y formato, es decir, como lo que interesa según estos funcionarios que arguyen tales razonamientos es el mercadeo de “sus” instituciones, que el mensaje de sus “instituciones” llegue al gran público, pues, no hay cabida para publicitar en los medios de la comunicación popular, en consecuencia se privilegia la inserción de avisos en medios privados y agencias publicitarias que si saben de mercadeo, que si garantizan que el “producto” le llegue al gran publico receptor, y que, por cierto, también son expertos en las consabidas comisiones, “mordidas” o “coimas” que surgen, generalmente, detrás de cada negociación.
También, en este sentido, es de lamentar la actuación de cierta cohorte de medios alternativos y comunitarios que prestándose al manejo de la burocracia comunicacional, esgrimen la peregrina tesis, que dado el carácter capitalista de la pauta publicitaria es necesario desarrollar otros instrumentos o figuras que canalicen el apoyo estatal a los MAC y, para tal efecto, han levantado la especie de que el mecanismo a emplear debe ser la presentación de proyectos de alcance anual, que al ser asumidos por organismos estatales, garantizarían el auxilio o financiamiento correspondiente. Obvian estos adelantados de ciertos colectivos que, simplemente, la aprobación de tales proyectos esta revestido de un procedimiento largo y engorroso propio de una burocracia anquilosada incapaz de tomar y ejecutar decisiones prácticas en el corto plazo, y mientras tanto los MAC están, en su agonía y desesperación, viviendo con la angustia de no poder cumplir plenamente con su tarea fundamental como es la de desarrollar una practica comunicacional contrahegemónica como la requerida en esta Venezuela en transición… Ah, pero los susodichos y preclaros voceros de los colectivos impulsores del “novedoso” concepto de los proyectos, en virtud de la relación que han sabido cultivar con sectores de la burocracia estatal establecen convenios y contratos (figuras jurídicas, por cierto, que más capitalista no podían ser) con ciertas instituciones para dictar talleres, pintar murales, imprimir libros por la vía de subcontratos, etc.; evidentemente, es difícil concebir más incongruencia e inconsistencia que la practicada por tales adelantados comunicadores.
Ley de la comunicación popular.
Otro aspecto relevante que requiere de la atención de los comunicadores populares de todo el país es el referente al instrumento legal que recoja la realidad social que expresa la insurgente y cada vez más notoria presencia de la comunicación popular y alternativa en la Venezuela de la primera mitad del siglo XXI.
En general, la comunicación contemporánea necesita de una nueva arquitectónica legal que esté en sintonía tanto con los avances tecnológicos en la información y comunicación como con los nuevos parámetros que en materia social y cultural se ha hecho presente en la realidad nacional. Y más aún, este requerimiento legal se hace necesario para un sector que como el de la comunicación popular, convertido en un fenómeno social, hace vida activa en los más amplios y recónditos espacios de la sociedad venezolana. Levantar un gran movimiento nacional que promueva y haga aprobar la Ley de la comunicación popular es una de las tareas y banderas más importantes que debemos impulsar los comunicadores populares venezolanos en los tiempos inmediatos por venir.
Con la Misión Comunicación impulsemos la guerra popular comunicacional
Desde el MoMAC hemos postulado la propuesta de la Misión Comunicación como respuesta del bravo pueblo venezolano a la agresiva e intensa campaña mediática que interna y externamente han desatado los enemigos de la nación venezolana, el imperialismo estadounidense, en primer término, y los grupos empresariales privados locales con sus comparsas económicas, políticas, eclesiásticas y escuálidas de todo pelaje, en segundo término, sometiéndonos a una guerra mediática, prácticamente desde que se instauró el gobierno bolivariano por decisión libre y soberana del propio pueblo. Guerra mediática en la que apelan a todos sus recursos para bombardear la psiquis del venezolano con valores capitalistas y mensajes tergiversadores, creando una realidad virtual signada por el caos y la incertidumbre; intentando, además, cercarnos y aislarnos como país en el ámbito internacional; todo ello dentro de la estrategia de pretender preservar sus intereses monopólicos en la economía nacional y particularmente mantener el control de los grandes recursos de hidrocarburos con que cuenta nuestro país y que el gobierno bolivariano ha puesto al servicio de la nación y del pueblo venezolano. La historia del imperialismo en América latina y el Caribe, nos señala su empeño en truncar todo esfuerzo de los pueblos Nuestroamericanos en labrarse un camino digno e independiente; en el caso de la Venezuela bolivariana del siglo XXI la arremetida imperial y de sus lacayos ha sido envolvente colocando el acento en una contumaz acción mediática desestabilizadora.
Así, como el gobierno bolivariano en correspondencia con la necesidad histórica de satisfacer las reivindicaciones preteridas de nuestro pueblo en materia educativa, de salud, económica, culturales, de exclusión a los sectores sociales más débiles, de vivienda, agroalimentaria, ambientales, etc., concibió, diseño e impulsó las Misiones Sociales dentro del propósito de adelantar respuestas satisfactorias e inmediatas a las aspiraciones populares; y para tales fines obvió la estructura pesada, anquilosada, burocratizada del Estado burgués heredado; emprendiendo la vía misional con la que ha alcanzado logros altamente significativos, en tal magnitud, que le ha permitido a nuestro país superar, en tiempo relativamente corto, las metas del Milenio trazadas por las Naciones Unidas para el año 2015 y lo que es más importante comenzar a elevar las condiciones de vida de las grandes mayorías populares, enalteciendo, en consecuencia, la autoestima de los venezolanos. Desde esta óptica, en materia comunicacional, es que hemos considerado que siendo este el flanco en que los enemigos de la revolución bolivariana han puesto su mayor empeño, se impone en consecuencia una respuesta contundente capaz de sensibilizar y movilizar a todo el pueblo en esta lucha por la dignidad, la soberanía, la independencia de la Patria y la construcción del socialismo, esta respuesta, a nuestro entender, no puede ser otra que la guerra popular comunicacional.
Guerra popular comunicacional en la que todos los sectores patriotas, bolivarianos y socialistas tendrían un significativo papel que cumplir; desde los movimientos sociales, los partidos revolucionarios, las comunas, consejos de trabajadores, consejo de estudiantes, consejos de campesinos, las misiones sociales, los medios alternativos y comunitarios, la milicia bolivariana, etc. Todos los sectores organizados del pueblo con el concurso, por supuesto, de los medios públicos deben ser movilizados para emprender una acción de tal envergadura, coordinado en la Misión Comunicación; desde esta perspectiva se estaría desarrollando una acción comunicacional con repercusión internacional sin parangón en la historia de la humanidad que al mismo tiempo ha de contribuir a la humanización y socialización de la sociedad en general. En la Venezuela bolivariana pensar y asumir la comunicación como un instrumento para la liberación del país, para la construcción de una visión contrahegemónica es entender la comunicación como vía para la alternatividad a la dominación capitalista y al subyugamiento imperial.
Se impone desarrollar una misión, la Misión Comunicación, la cual concebimos como la guerra popular comunicacional, es decir, la inserción de todo el pueblo en el quehacer comunicacional, incorporando y motivando todos los recursos y potencialidades disponibles desde las más primarias y artesanales hasta las más sofisticadas y avanzadas, dejando a un lado la tendencia o estructura comunicacional burocratizada y apelando a los poderes creadores del pueblo; ampliando y difundiendo su capacidad expresiva, multiplicando por centenares de miles los ya existentes medios de comunicación popular y alternativa, asumiendo la comunicación como una relación dialógica y multidireccional y creando desde los MAC múltiples núcleos de resistencia ideológica contrahegemónica capaces de decodificar y repeler el mensaje imperialista, neoliberal y burgués e impulsadores, en contrapartida, de un mensaje liberador e inspirador de la Patria nueva, la Patria socialista. Construir lo que hemos denominado un País de Comunicadores.
¡¡¡ LA PRACTICA BUROCRATIZADA OBSTACULIZA EL DESARROLLO DE LA REVOLUCION BOLIVARIANA!!!
¡¡¡ CONSOLIDEMOS EL MODELO COMUNICACIONAL BOLIVARIANO !!!
¡¡¡ LA GUERRA POPULAR COMUNICACIONAL ES LA RESPUESTA A LA GUERRA MEDIATICA IMPERIAL ¡¡¡
¡¡¡ CONSTRUYAMOS UN PAIS DE COMUNICADORES !!!
MOVIMIENTO SOCIAL DE MEDIOS ALTERNATIVOS Y COMUNITARIOS ( MoMAC )------------------ CONSEJO CENTRAL

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