lunes, 24 de febrero de 2014
El Consejo de Seguridad logró una inusual unidad al aprobar una resolución sobre la guerra civil siria cuando Rusia y China apoyaron la adopción del documento que impulsa el acceso de ayuda humanitaria y que amenaza con tomar "medidas adicionales" en el caso de incumplimiento. El embajador lituano ante ONU, Raimonda Murmokaite, y presidente del Consejo describió a la aprobación unánime de la resolución -redactada por Australia, Jordania y Luxemburgo- como un "momento de esperanza" para el pueblo de Siria.
A través de la Resolución 2139, el Consejo exigió "que todas las partes, en particular a las autoridades sirias, que permitan rápidamente el acceso humanitario rápido, seguro y sin trabas a los organismos humanitarios de ONU y sus asociados en la ejecución, incluyendo a través de líneas de conflicto y las fronteras"; el Consejo también pidió el fin inmediato de todas las formas de violencia en el país y condenó enérgicamente el aumento del terrorismo de los grupos pro Al-Qaeda. También el Consejo condenó enérgicamente las violaciones generalizadas de los DDHH y del Derecho Internacional Humanitario cometidas por las autoridades sirias, e instó a todas las partes implicadas en el conflicto para levantar los asedios de las zonas pobladas, en particular en Alepo, Damasco -y su zona rural- y Homs.
Vitaly Churkin, embajador ruso en ONU, dijo al Consejo después de la votación que Moscú apoya la medida porque "muchas consideraciones rusas fueron tenidas en cuenta y, como resultado, el documento adquirió un carácter equilibrado"; su par chino, Liu Jieyi, dijo que Beijing estaba "profundamente preocupado" por el empeoramiento de la situación humanitaria en Siria e "Instamos firmemente a todas las partes en Siria para aplicar esta resolución de buena fe".
China pidió a todas las partes en Siria que garanticen la aplicación de la Resolución y logren el alto el fuego tan pronto como sea posible. El Ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, señalo que "China y Siria mantienen buenas relaciones. Podemos sentir el sufrimiento del pueblo sirio y siempre trabajar activamente para aliviar la situación humanitaria en Siria."
La Resolución 2139 es la primera medida vinculante para la ayuda de emergencia en los tres años de conflicto que ha matado a un estimado de 136.000 personas, dejó a 2,9 millones de refugiados y dejó a 250.000 sirios sin alimentos suficientes, hospitales o escuelas. Jordania, cuyo embajador, el Príncipe Zeid Ra'ad Zeid Al- Hussein, señaló que su país de 6 millones de habitantes tenía 600.000 refugiados sirios -1 de 10 habitantes- a un costo de u$s 1.700 millones en 2013 y un estimado de u$s 2.800 millones para este año, fue uno de los principales países de la región en impulsar la medida.
El embajador australiano, Gary Quinlan, dijo que “El Ejército sirio debe poner fin a sus ataques sistemáticos e indiscriminados contra la población civil. La campaña de bombardeos aéreos devastadores en Aleppo ha desplazado a otras 500 000 personas. El uso de bombas de barril -un arma diseñada para crear terror civil y causar lesiones al máximo a los civiles- debe cesar de inmediato”.
El corresponsal de la BBC, Lyse Doucet, ha viajado a Yarmuk, el campo de refugiados palestinos en el sur de Damasco, donde más de 20.000 personas están viviendo bajo un estado de sitio durante casi un año; los residentes se reúnen todos los días, con la esperanza de recoger paquetes de comida que están siendo repartidos por los trabajadores humanitarios.
En una reciente entrevista, el Brig . Gral. Abdul- Ilah Al-Bashir, reconoció que el cargo de jefe del Estado Mayor del Consejo Militar Supremo rebelde lo tomó por sorpresa y " Lo juro por Dios, nadie se había contacto conmigo, no sabía nada al respecto." El caos dentro del Consejo refleja la desconfianza en general y las rivalidades internas entre los rebeldes de Siria y sus poderosos aliados extranjeros que han minado consistentemente su capacidad para formar un frente unido contra Al-Assad; a pesar de sus enormes inversiones, Arabia Saudita y Qatar no han revelado públicamente el alcance del nuevo apoyo o si esta última es parte de una estrategia coherente, alimentando especulaciones entre los rebeldes sobre quién apoya a quién.
El nuevo documento, aprobado por una votación de 15-0, exige que el gobierno sirio permita que los organismos humanitarios puedan entregar suministros y que se detengan los bombardeos aéreos contra la población civil; también se les pide a los grupos extremistas que dejan de aterrorizar a los sirios y condena a los combatientes extranjeros. La mala publicidad durante los juegos de Sochi no es la única razón de Rusia -principal aliado de Siria- para apoyar la resolución: se especula que Moscú no está satisfecho con el estancamiento de las conversaciones de paz en Ginebra.
La resolución es un avance pero tiene una serie de “zonas grises” que no han sido explicitadas en el documento. No tiene un mandato claro sobre la cuestión del acceso sobre el terreno: la resolución un requisito para el acceso transfronterizo, un nuevo desarrollo potencialmente crucial que las organizaciones de ayuda han insistido es vital si se quiere hacer bien su trabajo; hasta ahora, toda la ayuda de ONU se ha coordinado con las autoridades de Damasco, dándole al gobierno una influencia sobre el destino de la ayuda humanitaria.
La nueva resolución tiene la posibilidad de cambiar esta realidad pero es poco probable que llegue la ayuda humanitaria a las zonas en disputa o bajo asedio, ya que los altos niveles de corrupción y violencia actuaron como trabas en el pasado. Otro desafío adicional es la logística: los convoyes no pueden tomar la ruta más corta a las zonas más afectadas -entrar desde Jordania, Turquía, Líbano o Irak- a través de puestos fronterizos controlados por los rebeldes, y se verán obligados a hacer desvíos largos y cruzar varias líneas de combates, retrasando o bloqueando el flujo de ayuda. La implementación de la Resolución será una prueba para todas las partes sobre la verdadera voluntad política para Siria y el compromiso de aliviar la situación humanitaria de la población civil.
La señal positiva es que el Consejo de Seguridad finalmente rompió un estancamiento de dos años y un año y medio sobre la forma de lidiar con el conflicto en Siria, independientemente de la cuestión de las armas químicas, lo que supone una nueva instancia dentro del órgano de ONU. Resta esperar para dilucidar si fue solo una resolución puntual o el comienzo de una serie de pasos destinados a detener la guerra civil.
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