lunes, 14 de octubre de 2013
Debido a la creciente influencia de China a nivel mundial, esta misma década las relaciones chino-estadounidenses podrían sufrir una crisis que no tardará en convertirse en un conflicto militar, opinan algunos analistas. Según afirma el experto Avery Goldstein en su texto publicado en el portal Foreign Affairs, los acontecimientos de los últimos años demuestran que la amenaza de una posible crisis en las relaciones entre las dos potencias nucleares es real e inminente. Después de que disminuyera la tensión entre los dos países en torno a la cuestión de Taiwán, que constituyó el principal punto de fricción para Pekín y Washington desde mediados de los años noventa, aparecieron nuevos posibles riesgos que amenazan con fomentar un conflicto abierto en el este de Asia. Mientras que China y sus países vecinos siguen discutiendo cuestiones territoriales sobre los derechos marítimos en los mares de China Meridional y de China Oriental, EE.UU. se comprometió a proteger a dos rivales de Pekín en esta cuestión, Japón y Filipinas, y además se muestra dispuesto a apoyar también a Vietnam. Según Goldstein, la actitud de EE.UU. ante estas disputas es algo ambigua.
Por un lado, Washington mantiene una posición neutral en cuestiones de propiedad territorial e insiste en la resolución pacífica del problema, pero, por otro lado, sí reafirma su compromiso de apoyar a sus aliados en caso de un conflicto. Por su parte, China tiene la intención firme de seguir defendiendo sus intereses vitales en asuntos territoriales. La ambigüedad de EE.UU. acerca de la línea roja del posible conflicto y la incertidumbre de la propia situación hacen aumentar la probabilidad de que una de las partes emprenda acciones provocativas de forma inesperada, advierte el experto. Asimismo, considera Goldstein, los debates entre Pekín y Washington sobre los límites de navegación en aguas internacionales también podrían contribuir a desencadenar una grave crisis en la región. Goldstein también señala que el equilibrio entre el poder nuclear y el poder convencional militar de China y EE.UU. es "bastante unilateral". Al percibir una amenaza proveniente de Washington y darse cuenta de la ventaja estadounidense en el campo de las armas convencionales, Pekín podría sentir la tentación de utilizar el armamento convencional antes de que sea destruido por los norteamericanos. Goldstein opina que China podría considerar que un ataque rápido a gran escala sería la mejor manera de conseguir que las fuerzas de EE.UU. se retiren de la zona.
Según el analista, el hecho de que ambas partes dispongan de arsenales nucleares ayudará a evitar que estos lleguen a emplearse, mientras que el uso de las armas tradicionales por parte de los dos países agravará la situación, socavando la estabilidad que proporciona la disuasión nuclear. Teniendo en cuenta los avances tecnológicos de los últimos años, gracias a los cuales se mejoró la precisión y la eficacia de las armas convencionales, el efecto letal de estas podría proporcionar una gran ventaja al país que inicie las acciones militares. Goldstein afirma que las armas de gran precisión son eficaces solo antes de que el oponente emprenda un contraataque, dado que la gestión del armamento moderno hoy en día es extremadamente vulnerable a los ataques militares tradicionales, así como a los ataques cibernéticos a causa de la sofisticación de los sistemas electrónicos y de los satélites. El experto concluye que el uso de armas convencionales solo puede abrir el camino a una serie de errores impredecibles, y no hay garantías de que no conlleve una catástrofe nuclear inesperada.
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