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lunes, octubre 21, 2013

La OTAN teme un ataque chino a través de Turquía.

lunes, 21 de octubre de 2013

La compra de Ankara a Pekín de un sistema de defensa antimisiles podría ser un caballo de Troya. La empresa china está sancionada por Estados Unidos. El jefe de la OTAN ha expresado su preocupación por la decisión de Turquía –país miembro de la Alianza– de comprar un sistema de defensa de misiles a una empresa china en vez de a las alternativas estadounidense o europea. Turquía ha admitido que es probable que se firme un acuerdo de defensa antimisiles por 3.400 millones de dólares con una empresa china que ha recibido sanciones de Estados Unidos por su venta de material bélico a Pakistán, Siria, Irán y Corea del Norte. EE UU ya mostró su inquietud, y apuntó que el sistema de defensa de misiles de China no iba a funcionar con los sistemas de la OTAN, que no eran compatibles.


El Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, asegura ahora que “lo importante para nosotros es que el sistema adquirido por cada país tiene que ser capaz de trabajar y operar con los sistemas de otros países”. Un prudente Rasmussen matizó que Turquía aún no había tomado una decisión final acerca de a quién encargar el sistema antimisiles, y que todavía estaban en curso las conversaciones sobre a quién adjudicar finalmente la compra. El tacto de la OTAN es evidente. Hay mucho en juego: de continuar Ankara el proceso, el Gobierno de Pekín podría infiltrarse en el sistema antimisiles de la OTAN desde Turquía, e iniciar una dañina campaña de espionaje y ataques cibernéticos.


¿Giro hacia Asia?
La decisión del Gobierno islamista de Tayyip Erdogan de elegir a la empresa China Precision Machinery Import y Export Corp (CPMIEC) tiene fecha de agosto. La elección del sistema de defensa antimisiles FD-2000 chino no responde a un giro de la política exterior de Turquía hacia Asia, como especulan en Washington, donde aún recuerdan que el pasado mes de enero Erdogan advirtió que “si nos metemos en la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), vamos a decir adiós a la Unión Europea.”


Sin embargo, la decisión turca tiene más que ver con el deseo de impulsar su industria de defensa a un coste menor. Así lo ha reconocido Ankara, que estudió las distintas propuestas y la de Pekín fue la más convincente, también porque la mayor parte de la producción del sistema se realizaría en suelo turco y con mano de obra turca. China, por su parte, está interesada en el proyecto porque le aporta el estatus de proveedor de armamento avanzado e ingresa en el restringido club de Estados Unidos, Rusia, Israel y Europa.


Empresa sancionada
A pesar de que la elección de CPMIEC responde simplemente a criterios comerciales, la decisión ha sentado especialmente mal en Washington. Y es que EE UU inició una cadena de sanciones en 1993 contra CPMIEC por la transferencia de tecnología de misiles a Pakistán. No es un asunto olvidado: el pasado febrero, la empresa china volvió a ser sancionada por la venta a Irán de artículos prohibidos por ley en EE UU.


Un portavoz del Departamento de Estado norteamericano indicó que “hemos transmitido nuestras serias preocupaciones sobre las discusiones contractuales del gobierno turco con una compañía sancionada. Tememos que el sistema de defensa antimisiles no sea interoperable con los sistemas de la OTAN o la capacidad de defensa colectiva.” Otro empleado, este de la OTAN en Ankara, explica contundente que “no tengo ni idea de por qué los turcos no ven el hecho evidente de que la seguridad (...) en los próximos 20 años se basa en China. China está bajo la lupa.” Turquía considera una amenaza cada vez mayor la guerra en la vecina Siria, así como la turbulencia en Oriente Medio. Estados Unidos, Alemania y los Países Bajos enviaron cada uno dos baterías de misiles Patriot al sureste de Turquía este año después de que Ankara lo solicitara a la OTAN, con el objetivo de reforzar sus defensas contra un posible ataque con misiles del régimen de Siria.

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