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viernes, octubre 26, 2012

Instituto estadounidense confirma la buena salud de la economía venezolana

por Aurelio Gil Beroes
El Centro para la Investigación Económica y Política (CEPR, siglas en inglés), con asiento en la ciudad de Washington, afirma que el crecimiento actual de la economía venezolana “ es sostenible y podría continuar al ritmo actual, o a uno mayor, durante muchos años más”.

La conclusión es el resultado de un estudio titulado: ¿“Es sostenible la recuperación económica de Venezuela”?, publicado por el CEPR el pasado mes de septiembre y elaborado por los economistas Mark Weisbrot, cofundador de la institución, y Jake Johnston.

El CEPR es una entidad no gubernamental, financiada por 16 organismos, entre los que figuran fundaciones y organizaciones laborales; entre sus asesores se encuentran los Premios Nobel: Robert Solow y Joseph Stiglitz.

En principio, el documento, de 35 páginas, señala que en los últimos 13 años el debate sobre la economía en Venezuela “ asumió o concluyó” que ésta se encaminaba hacia algún tipo de colapso, pero demuestra que a lo largo de todo este tiempo tales presagios estaban errados.

Apunta que en ese tiempo, Venezuela ha sufrido dos procesos recesivos en su economía y asienta que en los primeros 4 años de Gobierno del presidente Chávez, cuando el Gobierno no tenía el control de la industria petrolera, “ si hubo de hecho un alto grado de inestabilidad económica”.

El primero de estos dos procesos recesivos fue el Golpe de Estado de abril de 2002 y el paro petrolero registrado entre diciembre de 2002 y febrero de 2003, que se tradujo en una pérdida del 29% del PIB y causó una grave recesión.

“Las predicciones de los analistas y del FMI apuntaban a un futuro grave y a una recuperación lenta y difícil. “En repetidas veces, los pronósticos del Fondo Monetario Internacional subestimaron el crecimiento del PIB, con un gigantesco error de 10,6, 6,8 y 5,8 puntos porcentuales para los años entre 2004 y 2006.

En realidad-agrega-la recuperación fue bastante rápida y la economía creció a un ritmo récord durante los cinco años posteriores, con un incremento del PIB de casi el doble, entre el final de la huelga petrolera ( primer trimestre de 2003) y el cuarto trimestre de 2008.”

El segundo proceso recesivo identificado fue el provocado por la caída de los precios del petróleo, en un 50%, a partir del cuarto trimestre de 2008, pasando de 118 a 58 dólares por barril.

“Con el colapso de los precios del petróleo en el cuarto trimestre de 2008-dice el estudio-muchos analistas concluyeron que el día del juicio final para Venezuela, había llegado finalmente”.

Señala que el comienzo de ese proceso se dio en el primer trimestre de 2009 y los pronósticos negativos se mantuvieron hasta mucho después del comienzo de la recuperación, cinco meses después, durante el segundo trimestre de 2010.

“En 2011-explican los autores-, la economía venezolana desafió a la mayoría de los pronósticos al registrar un crecimiento de 4,2%, el cual, para el primer trimestre de 2012 es de un 5,6 por ciento”

En este trabajo -dicen los autores- analizamos los datos económicos disponibles para determinar, si existe la posibilidad de que la recuperación económica de Venezuela pueda ser sostenida o ,incluso, acelerada”.

“Concluimos, que el crecimiento económico actual de Venezuela es sostenible y podría continuar al ritmo actual, o a uno mayor, durante ,muchos años más”, subrayan Wisbrot y Jonston.

A continuación, AVN le presenta el texto original del Resumen ejecutivo de citado estudio, el cual puede ser ubicado en el sitio: www.cepr.net

“Durante la mayor parte de los últimos 13 años, el debate en torno a la economía de Venezuela asumió o concluyó muchas veces que ésta se encaminaba hacia algún tipo de colapso. Durante los primeros cuatro años del gobierno de Chávez, cuando el gobierno no tenía control sobre la empresa nacional de petróleos (PDVSA), sí hubo, de hecho, un alto grado de inestabilidad económica. Esto culminó con el golpe militar de abril de 2002, seguido de una huelga petrolera (entre diciembre de 2002 y febrero de 2003) que paralizó la economía. La huelga petrolera causó una recesión extremadamente severa, la cual resultó en una pérdida del 29 por ciento del PIB.

Sin embargo, incluso después de culminado el paro, las predicciones de los analistas apuntaban a un futuro grave y a una recuperación lenta y difícil. En repetidas veces, los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) subestimaron el crecimiento del PIB, con un gigantesco error de 10,6, 6,8 y 5,8 puntos porcentuales para los años entre 2004 y 2006. En realidad, la recuperación fue bastante rápida y la economía creció a un ritmo récord durante los cinco años posteriores, con un crecimiento del PIB de casi el doble entre el final de la huelga petrolera (primer trimestre de 2003) y el cuarto trimestre de 2008.

Con el colapso de los precios del petróleo en el cuarto trimestre de 2008, muchos analistas concluyeron que el día del juicio final para Venezuela había llegado finalmente. El comienzo de una recesión se dio en el primer trimestre de 2009 y los pronósticos negativos persistieron hasta mucho después del comienzo de la recuperación, durante el segundo trimestre de 2010. En 2011, la economía venezolana desafió a la mayoría de pronósticos al registrar un crecimiento de 4,2 por ciento, el cual, para el primer semestre de 2012, es de un 5,6 por ciento.

No obstante, la mayoría de pronósticos aún se mantienen pesimistas. El crecimiento actual de Venezuela es considerado generalmente como insostenible y se han sugerido varios escenarios negativos, incluyendo algunos en los que se da una espiral de deuda, de inflación y una crisis de la balanza de pagos. Sin embargo, estos pronósticos pesimistas han estado bastante lejos de dar en el blanco durante la mayor parte de la última década. En este trabajo analizamos los datos económicos disponibles para determinar si existe la posibilidad de que la recuperación económica venezolana pueda ser sostenida o, incluso, acelerada. Concluimos que el crecimiento económico actual de Venezuela es sostenible y podría continuar al ritmo actual, o a uno mayor, durante muchos años más.

La economía de Venezuela entró en recesión durante el primer trimestre de 2009, la cual tuvo una duración de cinco trimestres hasta el segundo trimestre de 2010. Los precios internacionales del petróleo habían sufrido una precipitosa caída en el cuarto trimestre de 2008, del 50 por ciento (desde 118 a 58 dólares por barril). Aunque a primera vista esto parece ser parte de un inevitable ciclo de “auge y contracción” petrolera, no es éste el caso. Aun cuando varios de los países del hemisferio occidental experimentaron recesiones durante los años de crisis económica y recesión a nivel mundial entre 2008 y 2009, muchos no lo hicieron, y además, existió la posibilidad de mitigar la recesión, o incluso evitarla por completo, a través de la implementación de políticas macroeconómicas anticíclicas. Venezuela se encontraba en la posición de lograr esto, dado que tenía un nivel bajo de deuda pública (y, aún más importante, niveles bajos de deuda pública externa) al momento en que los precios del petróleo comenzaron a caer, y hubiera podido endeudarse y efectuar así el gasto necesario para poder sostener el crecimiento de la economía. Pero el gasto del gobierno fue procíclico al momento en que la economía se desaceleraba y entraba en recesión, así como durante la recesión subsiguiente. Durante el segundo trimestre de 2010 se dio un incremento en el gasto, al tiempo en que la economía salía de la recesión. En el año 2011, el gasto público impulsó y logró la consolidación de la recuperación.

La economía venezolana ha crecido ahora durante nueve trimestres consecutivos – comenzando con el segundo trimestre de 2010. Además, para el trimestre actual que termina a finales de septiembre, la economía tendrá una vez más un crecimiento positivo. Aunque la recuperación actual ha disfrutado de un impulso por el incremento en el gasto público, ésta ha sido relativamente amplia a lo largo de varios sectores. En 2011, los sectores de servicios básicos, construcción, transporte, comercio y reparaciones, comunicaciones, financiero y de seguros y minería, crecieron todos a un ritmo más rápido que el PIB total (4,2 por ciento). El sector manufacturero, el cual representa alrededor de un 14 por ciento del PIB, creció a un ritmo un tanto menor, de 3,8 por ciento.

En 2012, la economía creció a un ritmo de 5,6 por ciento durante el primer semestre del año, en comparación con la primera mitad del año 2011. En este caso, el crecimiento fue impulsado por la construcción, sector que tuvo una expansión de un 22,5 por ciento durante la primera mitad de 2011 debido al programa del gobierno para la construcción de viviendas y para mitigar la escasez nacional de viviendas. En 2011, 147 mil viviendas fueron construidas bajo este programa, siendo el sector público responsable de la construcción de dos terceras partes, mientras que el sector privado fue responsable de la construcción de un tercio. Unas 200 mil viviendas están planeadas para este año y para septiembre, más del 50 por ciento de éstas han sido construidas. Éstas son cifras altas en relación a la población de Venezuela. Una cifra comparable a la de construcción de viviendas en Venezuela durante el año 2011 sería de 1,6 millones de hogares en Estados Unidos, lo que equivaldría a dos veces y medio el número real de hogares que se construyeron en Estados Unidos durante ese año.

Venezuela aún cuenta con una carga de deuda relativamente baja. La medida más común de deuda es la relación entre la deuda y el PIB. Según esta medida, las cifras del FMI sugieren que la deuda pública de Venezuela para el año 2011 fue de 45,5 por ciento del PIB. La deuda del gobierno central es solamente de 25,1 por ciento del PIB. La cifra del FMI incluye a otras entidades públicas y entre las más importantes está PDVSA, la empresa nacional petrolera. Sin embargo, éste sigue siendo un nivel relativamente bajo de endeudamiento público – la Unión Europea, por ejemplo, tiene una deuda equivalente a alrededor de un 82,5 por ciento del PIB.

En la mayoría de casos, no obstante, la carga de interés de la deuda es una medida más importante, dado que los países que pagan tasas más bajas de interés pueden obviamente mantener niveles de endeudamiento más altos. Es importante también distinguir entre la deuda externa y la deuda interna. La deuda denominada en moneda nacional siempre puede ser pagada, pero no ocurre lo mismo en el caso de la deuda externa.

Asimismo, las exportaciones de Venezuela están conformadas en un 95 por ciento por el petróleo, y el sector petrolero es parte del sector público. Por eso, el gobierno venezolano recibe este ingreso en dólares. Dada esta situación, lo mejor es considerar las deudas externa e interna por separado, y medir la carga de cada una de estas deudas con el indicador apropiado.

En el caso de la deuda pública externa, la medida más importante para Venezuela es su servicio de deuda en relación a las exportaciones del sector público, conformadas por el petróleo y los productos petroleros. Dado que el capital de la deuda puede ser refinanciado (ver más adelante), esto significa que los pagos de interés como porcentaje de los ingresos por exportaciones del sector público representan la medida más relevante.

Para el año 2011, los pagos de interés sobre la deuda externa del gobierno central fueron de 3,4 por ciento de los ingresos por exportaciones, y se proyecta que aumenten hasta un 4,1 por ciento para 2012, seguidos posteriormente por un descenso. Esto quiere decir que no se está dedicando un alto porcentaje de los ingresos por exportaciones del sector público al servicio de la deuda, así que no existen problemas obvios con la sostenibilidad de la deuda externa. Si el gobierno decide aumentar su gasto, y lo hace a través de un mayor endeudamiento, lo hará más que todo a través del endeudamiento interno, así que no tendría mucha necesidad de incrementar la deuda externa.Asimismo, estas proyecciones están basadas sobre el supuesto de que los ingresos se mantienen al mismo nivel que en 2011, por lo cual son conservadoras. Lo más probable es que los ingresos aumenten y la carga de los intereses sea menor.

La empresa estatal de petróleos también recurre al endeudamiento por su cuenta y su deuda es casi toda externa. Sus pagos de interés en 2011 fueron de 1,5 por ciento de los ingresos por exportaciones, y se proyecta que alcancen un máximo de 3,1 por ciento en 2012. Aunque es una entidad aparte y su deuda no debe ser simplemente añadida a la del gobierno central, incluso si agregáramos este servicio de deuda, obtendríamos un máximo de 7,2 por ciento de los ingresos por exportaciones en 2012, nivel que se reduciría hasta un 5,7 por ciento en 2017. De esta manera, el servicio de deuda de PDVSA no cambia la situación de la sostenibilidad de la deuda de Venezuela.

En el caso de la deuda pública interna, la medidas relevantes son la relación deuda/PIB y los pagos de interés como proporción del PIB. Ambas medidas se encuentran a un nivel bastante bajo para Venezuela: en 2011, la deuda pública interna fue de apenas 11,4 por ciento del PIB y los pagos de interés representaron el 1,4 por ciento del PIB. Es por eso que el gobierno tiene bastante espacio para aumentar su endeudamiento interno y poder así financiar la inversión pública y, en caso de que la demanda privada disminuyera otra vez, un programa de estímulo.

La economía venezolana ha tenido dos recesiones en los últimos trece años. La primera fue ocasionada por una huelga petrolera y la segunda, la cual probablemente hubiera podido ser evitada con el uso adecuado de políticas anticíclicas, se dio durante la recesión mundial de 2009. Las predicciones sobre un colapso económico, crisis de deuda o de la balanza de pagos y otros escenarios pesimistas, así como muchos de los pronósticos económicos que los acompañaban, han resultado ser erróneos repetidamente.

La pronunciada caída de la inflación a lo largo del año pasado, al mismo tiempo que el crecimiento económico se aceleraba, indica que el gobierno tiene la capacidad de mantener la inflación bajo control mientras que también sostiene el crecimiento económico. La carga de la deuda interna de Venezuela es bastante baja y su carga de deuda externa es moderada. Aun en el caso de que los precios del petróleo sufrieran un colapso como el que se dio entre 2008 y 2009, el gobierno tendría la capacidad suficiente de endeudamiento para contrarrestar una caída en la demanda privada. La recuperación económica anterior mostró que, como era de esperarse, la inversión privada crece cuando la economía crece. Sin embargo, el gobierno también puede reemplazar cualquier falta de inversión privada con inversión pública. Dicha inversión en infraestructura, incluyendo en las áreas de transporte, servicios básicos, carreteras, puentes, puertos, comunicaciones (incluyendo Internet), hospitales, y del suministro de agua y electricidad, es muy necesaria.

Con un superávit comercial de buen tamaño, no es probable que Venezuela enfrente una crisis de la balanza de pagos en el futuro previsible, y además, su moneda no necesita ser devaluada. Incluso si se diera una devaluación de la moneda, la inflación resultante sería probablemente moderada. La devaluación de mayor magnitud durante el gobierno de Chávez, en enero de 2010, no produjo incremento alguno en la tasa de inflación subyacente, y solamente un aumento temporal de la tasa general. La inflación ha caído desde entonces hasta una tasa anual de 13,7 por ciento durante el trimestre pasado, el nivel más bajo registrado en más de cuatro años.

Mientras que a largo plazo, el gobierno quizás querrá considerar otros regímenes cambiarios – especialmente para mejorar la competitividad de sus sectores de manufacturas y de bienes transables – no existe razón obvia por la que el sistema actual no pueda ser sostenido. Por todas estas razones, la recuperación económica actual es sostenible.

Una expansión insostenible es aquella en la que existen desequilibrios que no pueden ser sostenidos. Algunos ejemplos incluyen el de la economía de EE.UU. en 2006, así como el de varias otras economías (por ejemplo, las de España, el Reino Unido e Irlanda), las cuales tenían burbujas en sus sectores inmobiliarios que inevitablemente tenían que explotar y causar una recesión. Las economías con un servicio de deuda impagable, o con un enorme déficit en cuenta corriente, también pueden enfrentar un ajuste inevitable – aunque incluso para estos casos, incluyendo los de las burbujas de activos, generalmente existen alternativas a la recesión, o al menos, a una recesión severa y prolongada. Pero Venezuela no enfrenta un tipo de ajuste tan inevitable y marcado que arrojara a la economía hacia una recesión.

Si analizamos la economía de Venezuela en términos históricos, podemos observar que entre 1980 y 1998, el PIB por persona del país tuvo de hecho una caída de 14 por ciento. Esto representó uno de los peores rendimientos económicos en una región que, en conjunto, experimentó el peor fracaso en un siglo de su crecimiento económico a largo plazo.

Desde 1998, la economía ha tenido un crecimiento moderado del PIB por persona, y un crecimiento mucho más alto desde la restauración de la estabilidad política y desde que el gobierno tomara el control sobre la industria del petróleo. Si se mide desde 2004, cuando la economía alcanzó los niveles registrados antes de la recesión, el PIB por persona ha crecido a un ritmo anual promedio de 2,5 por ciento. Este crecimiento impulsó una importante reducción de los niveles de pobreza y pobreza extrema, así como varios otros logros en los sectores de asistencia médica y educación como resultado de aumentos en el gasto social. Y a pesar de que Venezuela ha tenido una alta tasa de inflación (de 22 por ciento) desde 1998, la inflación fue aún más alta (de 34 por ciento) en los años anteriores al gobierno de Chávez.

Venezuela cuenta con aproximadamente 500 mil millones de barriles de petróleo según estimaciones del Servicio Geológico de EE.UU. (U.S. Geological Survey), niveles que representan las reservas más grandes del mundo. Sus reservas probadas ascienden a unos 300 mil millones de barriles. El país utiliza actualmente alrededor de mil millones de barriles de esas reservas al año. Siempre y cuando la estabilidad política se mantenga – y éste ha sido el caso desde que el gobierno obtuvo el control sobre la industria nacional petrolera en 2003 – Venezuela tendrá la capacidad, junto con la implementación de políticas macroeconómicas razonables, de sostener tasas sólidas de crecimiento económico.
Aurelio Gil Beroes AVN 26/10/2012

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