Chavez en la web

sábado, abril 12, 2014

12A: Hace 12 años la derecha demostró cómo gobierna




12A: Hace 12 años la derecha demostró cómo gobierna (+Video)


Los medios de comunicación acompañaron la cacería de chavistas, promoviendo mensajes de odio / Ese día, una turba de opositores violentó la sede diplomática cubana


Funcionarios favorables a Carmona de los cuerpos de seguridad del Estado, apresaron sin pruebas y allanaron residencias, mientras civiles y autoridades de oposición, también partícipes del golpe, publicaban listas con los nombres de los chavistas "más buscados" (Foto archivo)


Caracas, 12 de abril de 2014.- La derecha venezolana demostró el 12 de abril de 2002 su visión y métodos de gobierno. Ese día, luego del golpe de Estado contra el pueblo y el comandante Hugo Chávez, el representante de los empresarios venezolanos, Pedro Carmona Estanga, se autojuramentó presidente, derogó la Constitución, cambió el nombre de la República, disolvió los poderes del Estado y se otorgó facultades para destituir gobernadores, diputados, concejales y legisladores democráticamente electos.

En paralelo a lo que ocurría en la casa de gobierno, sus aliados comenzaron una jornada de persecución a líderes chavistas en todo el país.

Funcionarios favorables a Carmona de los cuerpos de seguridad del Estado, apresaron sin pruebas y allanaron residencias, mientras civiles y autoridades de oposición, también partícipes del golpe, publicaban listas con los nombres de los chavistas "más buscados".

"Hacemos un llamado al pueblo en general. Si usted sabe de un chavista, denúncielo. Diga dónde vive, las autoridades irán a buscarlo", decía ese 12 de abril un periodista de un canal privado, como si se tratase de un servicio a la comunidad, recuerda el libro Golpe de Radio, de José Ignacio López Vigil, editado por la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (Aler), de la cual forma parte la red de radios Fe y Alegría.

Este libro cita el caso del allanamiento a la sede de la emisora comunitaria, Radio Perola, que transmitía desde Caricuao, en Caracas.

"Llegan los policías y echan abajo la puerta de la emisora. Lo golpean, lo vendan, lo arrastran hasta un carro, lo llevan a su casa. Ahí estaba su esposa y sus dos hijos. Un policía agarra por los cabellos a la mujer y la tira al piso.
-¡Chavistas de mierda! ¡Aquí tienen armas escondidas!

Ellos mismos plantaron un saco de balas en la casa y lo obligaron a firmar una declaración que habían escrito previamente. Si no firmaba, mataban a los chiquitos. Al reportero lo siguen pateando y se lo llevaron preso a la cárcel, por el delito de hablar", narra el libro.

Mientras esto ocurría, "Globovisión mostraba las imágenes de un grupo de opositores reunidos en La Carlota, en el aeropuerto militar, por donde imaginaban que Chávez escaparía. Ahí, en una pared, estaban escribiendo la lista de todos los diputados chavistas: Nicolás Maduro, Iris Varela, Juan Barreto, Luis Tascón... y luego encendían velas de muerto. Ustedes van a pagar por todo esto, desgraciados. Los vamos a buscar, aunque se escondan... ¡y van a descansar en paz!", se lee en el referido libro.

Los medios de comunicación acompañaron la cacería de chavistas, promoviendo mensajes de odio contra los bolivarianos al responsabilizarlos por los asesinatos que francotiradores contratados para el golpe cometieron contra 19 personas, el 11 de abril.

Varios periodistas y sus cámaras cubrieron la detención arbitraria contra el ministro de Interiores y Justicia en 2002, Ramón Rodríguez Chacín, quien se encontraba en su apartamento en el sector Santa Fé, en Caracas.

En su detención actuaron los alcaldes de Chacao y Baruta de entonces, Leopoldo López y Henrique Capriles, ambos militantes de Primero Justicia en ese momento.

El argumento para la detención era que el ministro tenía en su poder "armas de guerra", que se trataba de dos armas de fuego y también alegaron que tenía indebidamente en su poder un bien propiedad del Estado, que resultó ser un vehículo del ministerio del cual era titular, recuerda el periodista Ernesto Villegas, en su libro Abril golpe adentro.

A Chacín lo sacaron esposado de su residencia ante decenas de personas que lo golpeaban mientras le gritaban: ¡cobarde! ¡asesino!

12 años después de este suceso, Chacín, hoy gobernador del estado Guárico, contó en una entrevista concedida al periodista José Vicente Rangel, que "les hice ver el riesgo, el peligro que había para mi integridad física (de salir frente a la multitud); que la situación se iba a escapar de sus manos. Sugerí salir por otro lugar, el sótano; y la respuesta que recibí de Capriles, precisamente, fue que no, porque las cámaras estaban al frente del edificio", relató Chacín.

"Lo digo ahora con toda responsabilidad. Ellos me dijeron que no, porque las cámaras estaban frente al edificio. Ellos querían sacarme en frente de las cámaras, para exhibirme, no sé, supongo para vanagloriarse ellos, a pesar del riesgo", precisó.

Señaló que la multitud presente en los alrededores de su edificio, fue "convocada y arengada previamente (por Capriles y López), respecto a supuestos asesinatos que me estaban atribuyendo, acusándome de responsable".

Sin inmunidad parlamentaria

Villegas narra en su libro que el entonces diputado Tareck William Saab también fue apresado, en una acción violatoria a su inmunidad parlamentaria.

"La detención de Saab se produjo a la 1:30 pm (del 12 de abril). Un funcionario de la Disip le dijo: Por órdenes del Presidente Carmona, usted debe ir a una entrevista con el director de la Disip, general Ovidio Poggioli, para luego ir a hablar con el Presidente en relación a los hechos de ayer 11 de abril", indica el texto Abril golpe adentro.

Saab fue trasladado en una patrulla, desde la cual alcanzó a declarar: "Están violando mis derechos humanos. Mi casa con mis dos hijos y mi esposa fueron asediadas", dijo.

"Llamamos a varios medios –El Nacional, El Universal, Unión Radio...– para denunciar lo que estaba pasando. No me concedieron el más mínimo espacio. En unos pocos minutos la calle se llenó de gente con palos, con piedras, con cadenas. Vimos incluso vecinos que conocían a mis hijos y a mi esposa colaborando con los fascistas", relató Saab a los periodistas Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez, autores del libro Chávez nuestro.

Asedio a la Embajada de Cuba

Ese día, una turba de opositores violentó la sede diplomática cubana, cortaron los servicios de luz y agua de la residencia y destrozaron los automóviles estacionados en las cercanías, lo cual constituyó una violación a tratados internacionales que establecen que los locales de la misión son inviolables y es deber del Estado receptor velar por su seguridad.

"Se van a atener que comer las alfombras", amenazó uno de los violentos que asedió la embajada junto al entonces alcalde, Henrique Capriles, quien penetró en la sede diplomática la tarde del 12 de abril, luego de apresar al ministro de Rodríguez Chacín.

Capriles entró a la embajada y alegó que lo había hecho par descartar que dentro no estuviesen lo líderes chavistas Diosdado Cabello, Cilia Flores y Nicolás Maduro.

Los más buscados

Un cable de EFE publicó en abril de 2002 la denuncia hecha por el Ministro de Educación en 2002, Aristóbulo Istúriz, quien declaró que el chavismo era víctima de una "cacería de brujas".

Su nombre y el de Freddy Bernal aparecían en la lista de los chavistas más buscados que difundía el antiguo canal, Radio Caracas Televisión, comprometido y partícipe del Golpe de Estado.

Istúriz convocó a una rueda de prensa en su casa el 12 de abril y fueron periodistas nacionales y corresponsales extranjeros, pero antes se dirigió a Radio Caracas Televisión (RCTV) para solicitar que lo sacaran de una lista de "los más buscados" que transmitían a cada instante por ese canal.

Lo recibió Eladio Lares, presidente de RCTV, y le prometió que iban a suspender esa nota televisiva. Istúriz se retiró confiado a su apartamento para atender a los periodistas que había convocado antes del mediodía. No había cámaras, ni microondas para transmitir en vivo. Prendió el televisor y la nota de "los más buscados" donde aparece él seguía transmitiéndose./ EDGC

(VIDEO) Abril 2002: Los medios detrás del golpe de Estado en Venezuela


GRACIAS  VENEVISION,  GRACIAS RCTV ...

Por: Prensa Web RNV | Viernes, 11/04/2014



Credito: Prensa Web RNV


11 abril 2014 - El 11 de abril de 2002 ocurrió un hecho inédito en la historia de Venezuela, un golpe de Estado en que los medios de comunicación jugaron un rol determinante antes, durante y después de la acción anticonstitucional, al crear una ola de violencia y de desinformación, con la que se montó una matriz mediática internacional contra el Gobierno del Presidente Hugo Chávez, acusándolo de represor y violador de los derechos humanos de la población.

Signados por informaciones falsas, los medios privados de comunicación se convirtieron en el eje más importante que articuló el derrocamiento por menos de 48 horas del mandatario venezolano, una violenta represión social y una salvaje persecución de los miembros del Gobierno Bolivariano, con un saldo aproximado de 30 fallecidos y 70 heridos.

Unión Radio, RCR, El Nacional, El Universal, El Nuevo País, Venevisión, RCTV, Televén y Globovisión, estos últimos denominados los “Cuatro jinetes del apocalipsis”, alimentaron el odio de un sector de la oposición con un objetivo bien definido, crear el escenario para la paralización del país, concentraciones, y la sublevación, alimentando el odio de la clase media venezolana.

Inoculación del odio

Erick Rodríguez Miérez, investigador venezolano, presidente del Consejo Superior de la Universidad Simón Bolívar-Caracas, en su libro “ Psicoterrorismo mediático Una amenaza a la soberanía nacional-La disociación sicótica: Arma ideológica de la Contrarrevolución Bolivariana“ , refiere que los medios se convirtieron en elementos de inducción para desencadenar la violencia y la intolerancia, como parte de una estrategia comunicacional puesta en marcha a partir del año 2001.

“Los medios de comunicación social asumieron el rol de oposición, utilizando a los periodistas, comunicólogos, artistas y narradores de noticias como sustitutos de los políticos tradicionales en su papel de opositores.”

Foto: Archivo

El investigador explica en su trabajo que la labor realizada por los medios de comunicación durante décadas les permitió manipular estereotipos, arquetipos y símbolos que inocularan en los meses previos a los sucesos de abril de 2002 un rechazo hacia el presidente Hugo Chávez y su proyecto socialista en un sector de la población venezolana, especialmente en la clase media.

“Para lograr estos objetivos, los directivos de los medios de comunicación, liderados por Venevisión, Globovisión y RCTV, hicieron una especie de pacto en el año 2002 para derrocar el gobierno de Chávez. Con financiamiento extranjero, especialmente de la administración de George W. Bush, y en alianza con los grupos económicos afiliados a Fedecámaras manipularon a sectores de la clase media, a quienes ya venían inoculando con sus mensajes, convirtiéndolos en telemanipulados”.

Una masacre editada por los medios

En los meses previos a abril de 2002 los medios impresos y audiovisuales sobreestimularon a la población para que reaccionara con violencia ante las políticas de inclusión del presidente Chávez que lesionaban los intereses del empresariado, pero les hacían creer que iban en contra del ciudadano común.

“Sometieron a las audiencias a la invasión de símbolos asociados al miedo persistente, irracional, exagerado e invariablemente patológico, produciendo una ruptura de factores que unen a la sociedad y, con ello, aparece la intolerancia. Esto indujo a la agresión verbal y física, a la destrucción, sin importarle si eran adultos o niños, a quienes causaban daño y hasta el autocastigo. Es, a partir de este estado psicológico, que se incita al uso de símbolos como el de la cacerola de manera intensiva contra los seguidores del proceso Bolivariano, a quienes estigmatizaron como lumpen, turbas, chusma, hordas, violentos.”

Días antes del 11 de abril, realizaron un gran campaña de propaganda política para preparar la explosión llamando a Miraflores, calentaron la calle para que se diera una enorme marcha que serviría de plataforma de la oposición para justificar un golpe, a costa de la vida de ciudadanos que serían objetivos de un grupo de francotiradores y que los medios convertirían en falsas víctimas del Gobierno Bolivariano.

Medios de comunicación y golpistas/Foto: Archivo

La radio y la televisión se dedicaron a transmitir información en la que referían supuestos ataques por parte del pueblo revolucionario a la marcha opositora que se dirigía a Miraflores, nunca enfocaron lo que ocurría al sur del Puente Llaguno, en la avenida Baralt. En esa arteria vial no estaba la marcha opositora sino una ballena (vehículo antimotín) de la Policía Metropolitana que estaba bajo las órdenes del alcalde metropolitano Alfredo Peña, quien traicionó a los votantes chavistas y saltó la talanquera pasándose a la oposición.

Esta emboscada sangrienta se pondría en evidencia a través del comportamiento de los medios audiovisuales cuando horas después de roto el hilo constitucional, en su programación solo se transmitían dibujos animados y música, mientras en la calle el pueblo salía a reclamar el regreso de Chávez a la presidencia. Por su parte, los medios impresos tenían preparado con anticipación grandes titulares anunciando la caída del mandatario.

Un equipo de la transnacional de noticias CNN grabó un video con un ensayo de diez militares golpistas. La persona que leyó el documento, el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, sería nombrado al día siguiente ministro de la Defensa del Gobierno de facto. Ramírez anunciaba muertes, horas antes de que éstas ocurrieran.

La actuación de los medios fue reconocida por los golpistas el 12 de abril, cuando agradecieron públicamente a las empresas privadas de comunicación su participación en esta acción, soportada en una intensa campaña de miedo, manipulación, tergiversación, desinformación de la realidad los meses previos a abril de 2002.

Los medios comunitarios y alternativos derrocaron el golpe de Estado deL 2002


(VIDEO) Gonzalo Gómez: Los medios comunitarios y alternativos derrocaron el golpe de Estado de 2002

Por: Venezolana de Televisión (VTV) | Viernes, 11/04/2014


“APORREA COMENZÓ CON EL VOLANTE QUE SE DISTRIBUYÓ LA MADRUGADA DEL 11 DE ABRIL DE 2002”, GONZALO GÓMEZ, DIRECTOR DE APORREA.ORG
Credito: Venezolana de Televisión (VTV)
Caracas, 11 de abril de 2014.- La llegada del Comandante Chávez a la presidencia de la República trajo consigo muchos cambios, reivindicaciones y desarrollo de nuevos proyectos en beneficio del pueblo, un ejemplo de ello es el indiscutible crecimiento de los medios comunitarios y alternativos, a través de sus diversas formas de expresión; impresos, audiovisuales, radiales y digitales, han permitido.

Durante su participación en el programa Contrastes, revista cultural transmitida todas las mañanas por Venezolana de Televisión, Gonzalo Gómez, director de Aporrea, señaló; “En tiempos pasados, de la IV República, era muy difícil aparecer en los medios (…) La comunicación era criminalizada como algo subversivo”.

Gómez rememoró que durante el golpe de Estado, perpetrado por la derecha venezolana en el año 2002 y con el cual pretendía sacar del poder al Comandante Hugo Chávez, los medios comunitarios y alternativos jugaron un papel sumamente importante. Alzaron su voz y se hicieron visibles ante un pueblo que anhelaba conocer la verdad.

“Es obvio que ha habido una proliferación de los medios comunitarios y alternativos, un florecimiento de la comunicación popular con la Revolución Bolivariana, justamente en los años 2002 y 2003, se despega esta manifestación”, agregó.

Recordó que Aporrea, como medio, nació aquella madrugada del 11 de abril de 2002, “surge desde el activismo popular para enfrentar el golpe de Estado. Comenzamos con el volante que se distribuyó la madrugada del 11 de abril de 2002 para llamar al tapón popular a Miraflores en defesa de la revolución bolivariana y del gobierno de nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías”, señaló.

Enfatizó que para ese entonces el objetivo era derrocar el golpe de Estado instaurado por Pedro Carmona Estanga, añadió que esta nueva forma de hacer comunicación fue la única que dio a conocer la verdad de lo que realmente sucedía en ese momento.

Conversaciones con un presidente democrático y revolucionario que ayudó a cambiar el mundo

Reseña de Hugo Chávez. Mi primera vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet

Salvador López Arnal
El viejo topo

Hugo Chávez. Mi primera vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet, Debate, Madrid, 2013, 724 páginas (prólogo del autor).

“Mi primera vida” acompaña al título del libro. Es matiz importante; luego veremos por qué.

Lo explica Hilary Putnam en su Ética sin ontología. Hace casi cincuenta años, recuerda, el famoso filósofo (“mi colega”, escribe Putnam) Willard van Orman Quine escuchó una charla que dio en la Universidad de Harvard otro destacado y conocido filósofo (cuyo nombre no nos facilita). Al autor de Los métodos de la lógica y de Filosofía de la lógica le preguntaron después qué pensaba de la conferencia y, de la manera elegante y civilizada que lo caracterizaba -aunque no siempre-, respondió con delicadeza: “Pinta a grandes pinceladas”. Hizo una pausa y a continuación añadió con algo menos de amabilidad. “¡Y también piensa del mismo modo!”.

No es el caso de este libro de conversaciones. Ni Ignacio Ramonet ni el presidente Chávez pintan ni piensan a grandes pinceladas. En absoluto, todo lo contrario: con detalle, con cuidado, con delicadeza, paso a paso. Esa es su forma de pensar, dialogar y escribir. Y no sólo es eso:

“No soy un mito. Eso quisieran mis adversarios. Soy una realidad. Y una realidad que cada día se concreta más. Por otra parte, le recuerdo que Aristóteles decía: “Los mitos encierran siempre un núcleo de verdad” Cosa que saben muy bien los etnólogos, como lo demostró el gran Claude Lévy-Strauss en sus Tristes tópicos o el brasileño Darcy Ribeiro –asesor de Velasco Alvarado en Perú y de Salvador Allende en Chile y que también vivió un tiempo en Venezuela- en su libro El proceso civilizatorio. Ese “núcleo de verdad” en la mentalidad colectiva de la sociedad venezolana de los años 1992 a 1998, radicaba en el renacimiento de la esperanza. El pueblo volvía a reclamar su derecho a soñar y, más aún, su obligación de luchar por su sueño. De esa manera, en aquel momento, regresaba a la mente nacional la idea de la utopía política. O sea: comenzó a existir en la imaginación colectiva el deseo de un nuevo país con más justicia, más igualdad y menos corrupción. Y ahí precisamente es cuando la utopía se confunde con el mito. Pero un mito que no pede tener personificación concreta. Un mito que es expresión de una esperanza colectiva.” (pp. 624-625).

¿Conocen a algún estadista europeo o de la OCDE, a algún primer ministro, algún presidente republicano, algún jefe de Estado, borbónico o no, algún presidente de algún poderoso banco central, que se exprese en estos términos, que reflexione de este modo? ¿Cuál? No hay apenas listado.

La historia del libro es explicada por Ramonet -que había conocido a Chávez, un excelente y ávido lector que a pesar de su pobreza de niño no tuvo una infancia desdichada (“No es lo mismo la pobreza que la miseria”), en 1999, poco después de su llegada a la presidencia- en la interesante a introducción –“Cien horas con Chávez”- del ensayo (pp. 13-60).

Iniciado en Barinas el 15 de abril de 2008, en el corazón de Los Llanos, en “aquel pequeño hato que le servía a veces de refugio”, fue desarrollado a lo largo de tres años de trabajo en diversos lugares de Venezuela (”Y en particular en sus modestos apartamentos privados del Palacio de Miraflores en Caracas”) y finalizado en marzo de 2013, unos tres meses después del fallecimiento del revolucionario venezolano. No hace falta estar de acuerdo con el gran periodista galo-hispánico en todos sus compases (“Segunda cualidad. Su carácter competidor. Era un ganador nato”; “sexto: su habilidad a ser subestimado. Sin cesar, sus adversarios –e incluso varios de sus amigos- tuvieron tendencia a infravalorarlo”), para recomendar su atenta lectura. Acierta Ramonet cuando destaca la afición lúdica del ex presidente venezolano por la cultura del pueblo, su singular religiosidad popular o su sentida y no aparente solidaridad con los pobres (Chávez: “Tengo siempre presente una frase de Gramsci: ‘No hay que ir al pueblo, hay que ser el pueblo”).

No es posible dar cuenta en una reseña, de manera justa y ecuánime, del contenido de esta larga conversación. Cabe apuntar nudos destacados:

1. Las oportunas notas del editor son un regalo que debe agradecerse. Necesarias para el lector que no conoce, como es mi caso, la historia y la política de Venezuela, añaden además regalos inesperados. Entre ellos, hermosos cuentos del entrevistado dados en hermosas y largas notas.

2. La veracidad de muchas afirmaciones que pueden parecer, en primera instancia, exageradas o incluso poco ecuánimes. Ésta por ejemplo que, por supuesto, no olvida nombres y figuras de tanta altura poliética y revolucionaria como Salvador Allende o Ernesto Guevara: “Desde Fidel Castro no había surgido en América Latina un líder tan arrollador como Hugo Chávez. En sus 14 años de gobierno, no sólo transformó copernicamente Venezuela sino toda América Latina. Nunca, en sus dos siglos de historia, América Latina conoció un período tan lago de democracia, de justicia social y de desarrollo” (p. 47). “Copernicamente” no es un adverbio improcedente.

3. Ramonet, con toda la sabiduría del mundo, ha construido un libro de aproximación a un personaje poliédrico en el que no ha puesto acento únicamente en los aspectos de mayor probable interés para el lector/a más politizado. Más de la mitad del libro está dedicado a narrar la infancia, la adolescencia y la juventud de Hugo Chávez, la forma en que se forjó este gran revolucionario de los siglos XX y XXI.

4. La sensatez del entrevistado destaca en numerosos pasajes de las conservaciones. Un ejemplo de las páginas 74 y 75. Ramonet le habla de la guerra fría, del maccarthysmo, de la creación de la OTAN, de la dictadura de Pérez Jiménez, de Trujillo, de Somoza,.. Es curioso de notar, señala, que en 1954, el año del nacimiento de Chávez, empieza la guerra de liberación de Argelia. Con todos estos acontecimientos, que yo he resumido, se trata de un momento históricamente muy fuerte, prosigue, “muy denso, en la bisagra de dos épocas, cuando renace, sobre todo en África y Asia, la reivindicación de los pueblos para liberarse de más de un siglo de colonización”. Por eso, insiste, vuelve a preguntarle: “¿cómo interpreta usted esa configuración histórica que preside a su nacimiento? ¿Ve usted en ello un anuncio de su destino político”. La respuesta, la sensatísima respuesta del presidente: No, no, nada de eso. No ve usted, insiste un Ramonet que acaso aparente estar un pelín despistado o necesite expresarse en términos casi heideggerianos, “su llegada al mundo ese año 1954, tan político, tan cargado de historia, como un signo de destino?”. La nueva respuesta del gramsciano revolucionario: No, no, para nada. “Uno es parte de ese río rebelde que es la historia, los acontecimientos humanos. Llega a este mundo sencillamente por azar….Uno de los azares más azarosos, por decirlo así, es el nacimiento de un ser humano. Yo nací por azar. Se unieron el negro Hugo Chávez [afrodescendiente, hijo de una mujer muy indígena, Rosa Inés, la querida abuela de HCHF], de 19 años, que era un muchacho maestro en unos montes, que se la pasaba a caballo o en burro, y la muy jovencita Elena Frías, de 17 años”. Un ser humano, por lo demás, bastante seguro de sí mismo y de su papel efectivo en la Historia: “Analizando todo eso, caigo yo en cuenta de ser preso de la historia. A esas alturas de mi vida, consigo ver que la historia me absorberá, clarito como el día que está saliendo” (p. 97)..

5. Por lo demás, no hay idealización de la ciudadanía popular en alguien tan próximo al pueblo como Chávez. Habla el presidente, en la página 87, de su estancia en la zona de Apure y explica: “Avanzaba la mujer penosamente, nadando, hundiéndose. Yo estaba pensando en cómo sacarla de allí. Y entonces, ¿sabe lo que me dijo el baqueano? “Capitán, ¡dispárele!” Me quedé sorprendido: “¿Cómo?” Volvió a insistir: “¡Dispárele capitán! No son gente, son como animales. ¡Mátelos!”. Se me especula el cuerpo todavía… Y no era mala persona aquel baqueano, no era un monstruo, yo lo conocía bien. Expresaba el sentimiento racista antiindio que allí imperaba”. Sigue habiendo racismo contra los indígenas se le sigue preguntando. No hay ocultación: “Mucho menos, porque lo estamos combatiendo muy duro. Pero aún hay gente, personas humildes, campesinos, pueblo pobre, hasta buenos cristianos que dicen: “Por aquí pasaron diez indios, y andaban con ellos dos racionales”!. ¡Usan esa expresión! ¡Como si los indios no fueran racionales! La exclusión de nuestros hermanos indígenas sigue existiendo en algunas zonas de la sociedad rural venezolana”. Hay que seguir combatiéndola sin tregua concluye Chávez.

6. Las conversaciones alumbran aspectos poco conocidos o destacados del presidente venezolano. Por ejemplo, su vertiente de pedagogo, de maestro, de alfabetizador de ciudadanos pobres.

7. No afirmaré que todas las ilustraciones que acompañan al libro son magníficas ni imprescindible pero algunas sí. Sin duda. Observen, por ejemplo, la que aparece en la página siguiente a la 160: la casa de Sabaneta en la que nació y se crió Chávez dibujada por él mismo. Es un hermoso dibujo.

8. La ceguera política, compañera poco aconsejable, se dijera lo que se dijera por los media (El País en lugar destacado), no fue tampoco amiga del presidente bolivariano. Ramonet le recuerda que su imagen estaba muy relacionada con la derecha militar a escala internacional. Bolivarianismo no significaba nada para las gentes de izquierda de muchos otros países, hablando en términos políticos, no se sabía muy bien quién era Chávez. Su respuesta: “Reconozco que había razones para tener dudas de nosotros, y mía en lo personal. Quizá el propio Fidel las tenía… Recuerdo que, desde el primer momento en que nos sentamos a hablar, él me estaba escrutando… Y lo mismo hizo durante las actividades que cumplimos. Por ejemplo, llegó de improviso a la casa “Simón Bolívar” donde di una conferencia. Nadie sabía que él iba a venir, se apareció, se sentó en primera fila a oír mi conferencia. Yo sentía su mirada de águila, la mirada de alguien que examina cada palabra… Lo mismo en la Universidad de La Habana, no me quitó la vista de encima, tomaba notas…Me sentía como quien está siendo examinado, evaluado” (p. 669). No hace falta destacar, por evidente, la admiración del presidente venezolano por el ex presidente cubano.

8. El “pragmatismo” de Chávez no es propiamente un pragmatismo sino una defensa de la filosofía de la praxis, cosa muy distinta, contra el teoricismo paralizador. Un ejemplo. Se le pregunta por su concepción de la revolución. Su respuesta: “Pienso que una revolución debe ser algo muy práctico. Uno de los errores que se cometieron en muchos intentos revolucionarios del pasado es que se quedaron en lo teórico. Le dieron excesiva importancia a la elaboración teórica, y muy poca a la dimensión práctica. Y yo creo que una revolución requiere un gran esfuerzo dialéctico de teoría sin duda, pero también de praxis. Es más, mi convicción es que la praxis, definitivamente, es lo que hace, o no hace, que una revolución lo sea de verdad. Es la “praxis transformadora” la que cambia una realidad. Por lo menos es lo que estamos experimentando aquí, en Venezuela, desde 1999” (p. 587). Francisco Fernández Buey hubiera suscrito esta consideración

Y así mil reflexiones de interés más. No hay que perderse, por ejemplo, lo dicho por Chávez sobre el populismo, sobre Gorbachov, sobre el golpe de agosto 1991 (¡con sorpresa!) o sobre la desaparición de la Unión Soviética.

¿Ninguna pega entonces? ¿Todo perfecto, todo magnífico? Esforzándome señalo dos:

La primera: cuenta Chávez en la página 606 que estando encarcelado tras los sucesos de 1992, un ensayo le acompañó: “¡este libro [lo muestra a Ramonet] Así habló Zaratustra, de Nietzsche. Este ejemplar estuvo en la celda conmigo. Me lo mandó el general Pérez Arcay en septiembre de 1993. Y mire qué frase yo había subrayado: ‘El noble se propone crear cosas nuevas y una virtud nueva. Pero el otro se aferra lo antiguo y pretende perpetuarlo”. Chávez leería generosamente el aforismo nietzscheano, sin duda, en clave no elitista. Nada que decir, pero no es necesario cegarnos sobre otras dimensiones y otras interpretaciones del gran y antisocialista filósofo alemán. Y tampoco es inevitable cultivar su legado fuertemente antidemocrático (Véase el imprescindible Nietzsche contra la democracia de Nicolás González Varela)..

La segunda crítica. Ramonet pregunta por la transición española a un diplomático, acaso “rostro formalista” o un pelín acrítico presidente Chávez, años después del encontronazo, de aquel infame y estúpidamente borbónico “por qué no te callas”. La respuesta: “El papel que jugó, como una especie de cuarto poder, el rey Juan Carlos de Borbón, según la visión de Duverger que yo asumí también porque el planteamiento me pareció lógico. En aquel momento, el rey o era el poder legislativo, ni el ejecutivo porque no era Jefe de Gobierno, ni el poder judicial, luego era como una especie de cuarto poder. El rey jugó un papel importante, incluso se vio cuando el intento de golpe de aquel coronel de la Guardia Civil Tejero…” Años después, prosigue, en una conversación con él en Madrid, “le toqué el tema de aquella transición. Me confesó que, cuando iba a jurar la nueva Constitución democrática de 1978 tuvo una conversación con un amigo jurista, porque tenía una duda. El pensaba: “Yo juré la Constitución de Franco y ahora voy a jurar esta otra. ¿Será legítimo?”. Pero el asesor le explicó: “Es absolutamente legítimo en el marco precisamente de una transición política que supone un cambio constitucional y un cambio político”. Me hizo este comentario”. ¡La bondad y generosidad política del presidente fallecido no tiene parangón!

Tras una minuciosa descripción de los años anteriores al primer triunfo democrático-electoral de la revolución bolivariana, el libro se cierra con estas palabras. Habla Ramonet: “Una última palabra para decirle que espero que esto sólo sea el comienzo. En una próxima etapa, tendremos que completar el recorrido de su otra media vida”. El presidente responde: “Por ahora, démonos un respiro. Si la ocasión se presenta, si usted mantiene su interés, si mis actividades lo permiten, y si Dios me da la vida, le prometo que conversaremos de nuevo sobre todas estas cuestiones que tanto nos interesan”.

No ha sido posible. Los dioses de la injusticia se han apoderado del cuerpo del gran revolucionario bolivariano. Unas palabras de Jorge Riechmann (El siglo de la gran prueba, p. 14) pueden cerrar esta aproximación: “No sabemos si habrá socialismo del siglo XXI, ése que invocan en “Nuestramérica” los compañeros y compañeras que, en difíciles condiciones y enfrentados a múltiples contradicciones, hacen frente al neoliberalismo desde Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros lugares. No lo sabemos, porque la disyuntiva “socialismo o barbarie” se ha entenebrecido aún mucho más desde que fue formulada, hace más de un siglo. Pero si la humanidad supera el tiempo terrible que tenemos por delante, la Gran Prueba en la que ya estamos, podemos estar razonablemente seguros de que habrá alguna clase de socialismo en el siglo XXI”.

El revolucionario bolivariano, una de las grandes figuras de la tradición democrática socialista de todos los tiempos, su dimensión política crecerá y crecerá con el transcurso de los años, sin atisbo para ninguna duda, ha abonado como pocos nuestra esperanza emancipatoria en este siglo, en el siglo de la gran prueba.

Abril victorioso




Hernán Mena Cifuentes
AVN

La Revolución Bolivariana de la mano del pueblo celebrarán este domingo 13 de abril, el 12º aniversario del triunfo sobre el golpe de Estado del 11-A, derrotado a menos de 48 horas de haber sido asestado, hecho único en la historia del mundo, otro evento más de los que han hecho de Abril un mes de históricas victorias para los procesos revolucionarios en la Patria de Bolívar y de Chávez.

Y es que en Abril se abrieron los caminos hacia el rescate de la dignidad y soberanía del pueblo venezolano, secuestrado con otros pueblos hermanos, por 2 imperios y las oligarquías criollas que a lo largo de 5 siglos lo subyugaron y saquearon sus recursos arrojándolo a abismos de hambre, miseria, enfermedad e ignorancia mientras ellos bogaban en la opulencia y el lujo y se desarrollaban con el botín robado.

De allí el valor histórico y festivo del mes para sus hijos, en el cual se dio la insurrección política del 19 de abril de 1810, punto de partida hacia el 5 de julio de 1811 con la declaración de la primera independencia, seguida de una épica lucha de 13 años, liderada por Bolívar.

La heroica gesta culminó el 9 de diciembre de 1824 con la Batalla de Ayacucho, librada el “Ejército venezolano, libertador de Pueblos”, al mando de Sucre, cuya histórica victoria ocultó para siempre el sol del Imperio español en América.

Y cuando todo hacía pensar que la Patria Grande se encaminaba hacia la unidad soñada por Bolívar, surgieron los demonios de la oligarquía con sus intrigas separatistas que llevaron al Libertador a la tumba junto con el ideal integracionista que soñó para esos pueblos, que vivieron 2 siglos separados y aislados como islas, hasta que Chávez lo resucitó y tendió puentes de integración entre ellos.

Para alcanzarla, el Comandante debió librar duras batallas contra el Imperio y sus vasallos, y cual profeta solitario que pregona en el desierto, lo hizo de Cumbre en Cumbre, divulgando con perseverancia su mensaje integrador en un desierto de indiferencia, hasta que, al fin fue escuchado gracias a la perseverancia, que aprendió de Bolívar, quien dijo que “Dios concede la victoria a la Constancia.”

Lo que siguió fue una avalancha progresista y revolucionaria que cambió para siempre el mapa político, económico y social de América Latina y el Caribe, cuando un grupo de lideres progresistas y revolucionarios, se sumaron al Alba, primer mecanismo de integración regional creación de Chávez y Fidel, pionero de ese impulso integrador que llevaría a la creación de Mercosur, Unasur, Petrocaribe y la Celac.

Hoy, Venezuela y el resto de los pueblos hermanos de la Patria Grande ya no están solos y aislados como antes, pues forman parte de un monolítico bloque de naciones que salen en su defensa cada vez que EEUU, junto con sus cómplices de las oligarquías criollas, pretenden destruir sus democracias, como ya ocurrió una vez en Bolivia y Ecuador y en Venezuela en los últimos 15 años.

Empezó el 11-A de 2002, cuando, a solo 3 años de que Chávez asumiera el poder, la oligarquía apátrida, siguiendo las órdenes de su amo, asestó un zarpazo traicionero contra su obra magistral, el inédito y pacífico proceso económico, político y social que es la Revolución Bolivariana, pensando que Venezuela esta vez caería para siempre en manos de su amo.

Se equivocaron, porque 2 días después, el 13-A, se dio un evento único en la historia y el que con mayor amor y celo guarda la memoria colectiva del pueblo venezolano, suceso que por la inmediatez de su respuesta sorprendió al mundo que aún no sale de su asombro, ya que, a menos de 48 horas de producirse el cobarde golpe de Estado, el pueblo y la fuerza armada, restituyeron en el poder a Chávez.

Hazaña inolvidable la protagonizada ese día por el pueblo, que sin más armas que su lealtad y amor por Chávez, hizo huir en desbandada a las aves carroñeras con figura humana que celebraban en el Palacio de Miraflores su efímera victoria, mientras se disponían a devorar como en festín de buitres, lo que creían era el cadáver de la Revolución Bolivariana.

A partir de ese día, Chávez retomó el mando la Patria, que a los pocos meses y a lo largo de los últimos 12 años, navega por un mar plagado de conjuras que el Imperio y sus lacayos criollos volvieron a desatar en vano intento por destruir la Revolución Bolivariana y el proceso integrador de la Gran Patria que bajo su inspiración y liderazgo hizo realidad el sueño de unidad que Bolívar.

Fue su voluntad y liderazgo a todo prueba, lo que le permitió superar todas y cada una de esas desestabilizadoras tempestades, apoyado como siempre por la lealtad la fuerza armada y del pueblo que con su voto lo llevó a triunfar nuevamente en casi una veintena de procesos comiciales,

El último fue el celebrado el 7 de octubre de 2012, cuando, con admirable estoicismo y valor, soportando el dolor de la penosa enfermedad que lo aquejaba derrotó al golpista y candidato perdedor de siempre, Henrique Capriles Radonski.

Y poco antes de partir hacia la eternidad, desde donde sigue guiando con su ejemplo a quienes hoy esgrimen los estandartes de su legado, supo escoger con sabiduría a quien debía continuar su obra libertaria, y en diciembre de ese mismo año, se despidió de su pueblo diciéndole:

“Si se presentar alguna circunstancia sobrevenida que a mí me inhabilite para continuar al frente de la Presidencia de la República, bien sea por terminar los últimos días que quedan (un mes) y sobre todo, para asumir el nuevo período para el cual fui electo por la mayoría de ustedes, Nicolás Maduro no solo debe concluir el período, sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta y total es que en ese escenario que obligaría a convocar a elecciones presidenciales como lo manda la Constitución, ustedes elijan a Nicolás Maduro como Presidente de la República, yo se los pido de corazón”, le dijo, mientras apretaba en su manos el Crucifijo que siempre le acompañaba.

Y el pueblo, cumpliendo su mandato, como el más disciplinado y leal de los soldado, eligió el 14 de Abril, otro Victorioso Abril más de la historia patria, a Nicolás Maduro como presidente de los venezolanos, venciendo, tal como el eterno comandante lo había hecho 6 meses antes, a Capriles Radonski, quien frustrado y lleno de odio e ira llamó a sus violentos seguidores a “drenar toda su arrechera, en la calle.”

Lo hicieron asesinando a 11 inocentes, una mujer y dos niños entre ellos; asediando residencias de funcionarios, amenazando a sus esposas e hijos con quemarlos vivos; incendiando varias sedes del PSUV y destruyendo valiosos equipos y sistemas de algunos CDI, donde abnegados médicos cubanos y venezolanos, desde hace 11 años atienden a millones de humildes que no pueden pagar los prohibitivos honorarios que cobran las clínicas privadas.

A la ola de violencia iniciada por Capriles, se sumaron este año otros dos mercenarios del Imperio, Lepoldo López y María “Mentira” Machado, quienes arrebatándole la bandera del golpismo a Capriles, se lanzaron a la más reciente fase del golpe de Estado continuado, esta vez con la misión nefasta e imposible de derrocar a Maduro, el presidente obrero.

Fue una aventura desatada el 12-F, Día de la Juventud cuando Venezuela conmemoraba el 200º aniversario de la Batalla de La Victoria en la que, bajo el mando de Félix Ribas, un grupo de auténticos estudiantes vencieron a las hordas de Boves sin recibir más recompensa que la gloria por sus servicios a la naciente patria.

No como lo hacen hoy algunos jóvenes confundidos y envenenados por el odio que les fue inoculado quienes acompañados de paramilitares y narcotraficantes colombianos agreden al pueblo renunciando a la honrosa tradición de la lucha estudiantil para convertirse en marionetas del Imperio y la oligarquía.

Una estela de Violencia, destrucción y muerte es la que dejaron las hordas de Leopoldo y María “Mentira” en su irracional afán por derrocar al mandatario y a la Revolución Bolivariana, que hoy se yerguen más fuerte que nunca tras haber acorralado a la violencia y obligando a la MUD a someterse al diálogo bajo la mediación de Unasur, constituida una vez más en mensajera de paz y defensora de la Democracia y los DDHH en el subcontinente.

Atrás quedarán como un mal recuerdo, de ser sincero el compromiso asumido por la MUD, las guarimbas incendiarias, las barricadas con sus guayas degolladoras de inocentes, los francotiradores, la quema de árboles y libros, la destrucción de edificios y vehículos oficiales y particulares que provocaron cuantiosas pérdidas materiales estimadas en más de 10.000 millones de dólares.

Otro irracional saldo de violencia, destrucción y muerte, similar al que dejó el golpe de Estado del 11-A en el que se perdieron decenas de vidas inocentes y el sabotaje petrolero 2002 que, además de paralizar virtualmente al país y dejar sin Navidad a millones de niños venezolanos, acarreó la pérdida de 20.000 millones de dólares.

De allí que la primera prioridad que deberá asumir la Justicia venezolana, es desmontar el escenario que exhibe el trágico saldo de 40 muertes que dejaron a su paso cual apocalípticos jinetes Henrique, Leopoldo y María Mentira, que deben ser castigados sin posibilidad alguna de perdón por los crímenes de lesa Humanidad que cometieron.

Solo así podrá acabarse con la secular impunidad, “!Clemencia criminal!” como la llamó Bolívar al denunciarla hace 200 años, y que desde entonces y hasta nuestros días ha sido una constante en el devenir histórico-jurídico de Venezuela, cuyo castigo debe ser punto de honor a defender rodilla en tierra por el gobierno bolivariano, si durante el diálogo, como ya lo ha adelantado la MUD pide perdón para esos asesinos.

Es el clamor del pueblo venezolano, víctima del genocida accionar de los violentos de Henrique, Leopoldo y María “Mentira”, que este Abril Victorioso que comenzó el 19-A de 1810, que se repitió el 13-A de 2002 con el rescate de Chávez y el 14-A de 2013 con el triunfo electoral de Maduro, exige como desagravio a El Libertador, severa condena para esos apátridas que por un puñado de dólares se vendieron al Imperio.

Diálogo y conciliación


Nicmer N. Evans
Aporrea

El inicio de un proceso de diálogo entre una parte de la oposición venezolana y el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, ha generado un importante debate público nacional e internacional sobre su viabilidad, conveniencia y pertinencia. El diálogo como práctica política no es sólo una alternativa, sino el instrumento fundamental de su práctica en una sociedad global donde la democracia se ha asumido como el sistema universal que rige las relaciones humanas.

En Venezuela, el diálogo entre sectores fuertemente polarizados en principio por concepciones ideológicas, pero hoy más que nunca, por intereses de poder, se plantea como "una necesidad", posterior a dos meses de violencia urbana convocada y activada por un sector de la oposición conducida por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado. Sin embargo esta aparente "necesidad" responde entre otras cosas a una condición de debilidad del gobierno de Nicolás Maduro al no poder seguir desarrollando un proyecto hegemónico tal como lo venía construyendo el Presidente Chávez en su última etapa de gobierno, basado en una mayoría electoral indudable e incuestionable que permita evadir cualquier negociación para la subsistencia del proceso revolucionario.

La convocatoria y aceptación del diálogo por parte del gobierno es visto por algunos sectores radicales del proceso revolucionario como un síntoma de debilidad y como el adelanto de un "pacto" de gobernabilidad y alterabilidad del poder con el sector más moderado, menos radical y anti extremista de la oposición.

De igual manera, dentro de la oposición, la aceptación al diálogo sólo es reconocida por aquel sector que aunque no ha cuestionado las acciones violentas en las calles de diversas ciudades del país, no han convocado a las mismas, mientras que el sector más extremista rechaza el diálogo, asumiendo que quienes asisten sin haberse cumplido una serie de condicionamientos previos para tal fin son unos "entreguistas" que "se han doblegado al régimen Castro Comunista".

Esto plantea una realidad sociológica muy particular en Venezuela. En otras sociedades la posibilidad de desarrollar un gobierno de conciliación donde un proceso de diálogo termine en una negociación de interés y un reparto de cargos con el fin de dar paso a un gobierno de "unidad nacional" podría ser el detonante, muy a pesar de la postura del expresidente de Brasil Lula Da Silva, de un verdadero estallido de violencia, ya que a la situación actual podría sumarse el sector extremista del chavismo que al sentirse traicionado saldría a la calle a defender lo que considera sus conquistas.

El proceso de diálogo, debe ser manejado con la prudencia necesaria y con el discurso más favorable para generar la inclusión, no sólo de los moderados sino de los radicales, excluyendo a los extremistas violentos, para obligarlos a ceder. Pero una exclusión de los radicales de parte y parte podría ser una torpeza del proceso de diálogo que obstaculizaría el fin último del mismo, que termina siendo el restablecimiento de las condiciones mínimas de gobernabilidad en el marco del respeto a la Constitución y las leyes.

Cualquier asomo de un gobierno de conciliación activaría al sector extremista del chavismo, colocando a Venezuela en un abismo que generaría satisfacción sólo a aquellos sectores que responden a intereses trasnacionales. Pero, aún sin un gobierno de conciliación, la pérdida de las conquistas sociales logradas en el gobierno de Chávez, basadas en una más justa distribución de la renta petrolera, sería otro detonante pero ahora de un conflicto social. Por ello, lo mejor que puede pasar es que el proceso de diálogo sea además de participativo y protagónico, también transparente y confiable, para así lograr La Paz tan anhelada que sirva de soporte para afrontar la verdadera crisis que existe en nuestro país: la crisis del rentismo petrolero y la dependencia
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"La estructura capitalista es tan poderosa que el Estado no puede desligarse de ella por ahora"

Entrevista con Steve Ellner, profesor Jubilado de la Universidad de Oriente
A la derecha Steve Ellner y a la izquierda Evaristo Marcano
Steve Ellner es un destacado investigador venezolano, Profesor Jubilado de la Universidad de Oriente (UDO), tiene varios libros publicados y una gran cantidad de artículos escritos en revistas venezolanas (CENDES) y de otros países. Recientemente regresó de Australia, donde desarrolló un seminario sobre el acontecer político de América Latina.

1. E.M. - ¿Cómo ve el papel del Estado en el proceso de cambio durante los 15 años en Venezuela? ¿Muchas personas dicen que el Estado tiene que ser transformado para lograr el socialismo, pero que significa eso en la práctica? ¿Son igualmente aplicables los conceptos del Estado en el caso de un gobierno pro-capitalista, tal como los EE.UU., como en el caso de un gobierno comprometido con el socialismo como el venezolano?

S.E. Son preguntas complejas. Afortunadamente hay mucho escrito por teóricos marxistas en los últimos cincuenta años que nos ayudan entender el papel del Estado en un país capitalista bajo circunstancias normales. Esos mismos trabajos teóricos sirven como punto de partida para analizar la estrategia de transformación socialista por medios pacíficos en un país como Venezuela.

E.M.- ¿Cuales han sido las contribuciones de esos teóricos?

S.E. - El viejo concepto dogmático vio el Estado en los países capitalistas como nada menos que un instrumento de la burguesía para promover sus intereses, aunque Marx y Engels no se adhirieron a esa visión simplista. El problema con ese enfoque fue que subestimó la capacidad del Estado capitalista para superar las crisis a través de las reformas. En 1917-1918 con la revolución soviética y el desastre de la Primera Guerra Mundial, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo y una gran parte de la izquierda mundial presumieron que los días del capitalismo estaban contados, y lo mismo ocurrió con la crisis económica de los años 30. La llamada escuela de marxismo estructural que surgió en los 60 con los escritos de Louis Althusser (del Partido Comunista de Francia) y el comunista griego Nicos Poulantzas trataba de explicar la elasticidad del Estado para adaptarse a esos desafíos con el argumento que el Estado en el capitalismo goza de una autonomía relativa, sobre todo en decisiones económicas.

E.M. Es decir, el Estado no está siempre al lado de los capitalistas, por lo menos cuando se trata de reformas económicas.

S.E. - Así es. El Estado capitalista se encarga de garantizar la supervivencia del capitalismo y mantener la estabilidad y para lograr eso tiene que apaciguar a los trabajadores; con ese fin hace concesiones a ellos contrarias a las demandas y los intereses a corto plazo de los grandes grupos económicos. El Estado no puede hacer caso omiso a la lucha de clases y por eso tiende a mediar entre los intereses de los capitalistas y los trabajadores, o las clases populares en general. A veces el Estado en su afán de defender los intereses a largo plazo del sistema capitalista choca con los capitalistas que están más bien absorbidos por sus intereses inmediatos. Además, el Estado tiene que estar por encima de los intereses inmediatos de los capitalistas porque a veces hay choques entre fracciones de la clase capitalista. Por eso no existe una atadura simple entre el Estado y la burguesía. Pero ese mismo Estado defiende a toda costa la vigencia y el dominio del sistema capitalista tanto en el país como fuera. Y además el Estado no puede alejarse mucho de los capitalistas porque, según Poulantzas, el Estado tiene que responder a la lógica del sistema capitalista que se basa en la acumulación de capital. En breve, la mejor forma para el Estado de defender el sistema capitalista y mantener la estabilidad es estar un poco removido de la clase capitalista como tal, al mismo tiempo que los intereses básicos de ambos siempre convergen.

E.M. - Dame un ejemplo de cómo funciona ese concepto en la práctica.

S.E. Le doy dos. Barack Obama a veces apoya políticas económicas y sociales relativamente beneficiosas para las clases populares norteamericanas, y en el proceso recibe críticas agudas de la derecha financiada por grupos económicos poderosos. Pero al mismo tiempo el presidente promueve una política exterior casi igualmente bélica y agresiva a la de los Republicanos. El Partido Demócrata puede enmascararse como gran defensor de la clase obrera algo parecido a Acción Democrática aquí que se llamaba el partido del pueblo pero cuando se trata de defender el sistema imperialista, los Demócratas y Republicanos andan juntos, con diferencias mínimas. La guerra en Vietnam, por ejemplo fue en gran parte obra del Presidente Johnson (un Demócrata) y fue continuada por Nixon (Republicano), y pasó algo similar con las guerras del Medio Oriente con George W. Bush y luego Obama. Otro ejemplo es la política norteamericana hacia Cuba. En su defensa de imperialismo, el gobierno ha mantenido un embargo a Cuba durante medio siglo. Durante mucho tiempo, uno de los lobyists a favor del levantamiento del embargo contra Cuba ha sido nada menos que el empresario David Rockefeller, cuyos ojos están puestos a la posibilidad de hacer negocios allá. A veces el Estado defiende los intereses del capitalismo con más ahínco que los capitalistas

E.M. Según lo que está diciendo, el Estado es impenetrable aún cuando sus políticas económicas a veces favorecen a los no privilegiados. Así que la vía electoral al poder puede ser un engaño. La implicación es que la única estrategia viable para la izquierda es cambiar la estructura capitalista y el Estado a la vez. Con una economía capitalista, los gobernantes, independientemente de sus buenas intenciones, no pueden realizar cambios estructurales.

S.E. El estructuralismo de Althusser era rígido en ese sentido. Es precisamente por eso que Poulantzas empezó a modificar su visión del Estado e inclusive criticar al maestro Althusser. En los últimos años de su vida antes de su muerte prematura en 1979, Poulantzas agregó otro elemento a su análisis sobre el Estado. Según él, las instituciones del Estado tienen que reflejar en alguna manera los conflictos sociales. O sea, el comportamiento y la composición del Estado en cada momento toman en cuenta la correlación de fuerzas en la sociedad. Con esa nueva dimensión del pensamiento de Poulantzas, el Estado desde el punto de vista conceptual es más fluido, menos rígido que lo que planteó Althusser.

E.M. ¿Y que importancia tiene ese último planteamiento de Poulantzas en cuanto a la estrategia para la izquierda? Imagino que existe una relación entre las teorías sobre el Estado y la estrategia política. En caso contrario el tema no tiene mucha importancia.

S.E. Es verdad. La tesis de estructuralismo de Althusser por implicación vio el Estado y las fuerzas alrededor del Estado como territorio del enemigo, aún cuando ellos podrían de vez en cuando apoyar reformas populares. Por esa razón los defensores del pensamiento de Althusser descartaban la factibilidad de una alianza estratégica entre la izquierda socialista y los partidos más moderados en la periferia del Estado con el fin de ganar elecciones y promover cambios estructurales. En contraste, Poulantzas pertenecía al movimiento Eurocomunista que en los 70 tenía un gran auge en Europa, específicamente en Italia, España y otros países. Inclusive el Eurocomunismo influyó aquí en Venezuela el MAS durante sus primeros años, cuando era un partido de la izquierda antes de que endorsó las políticas neoliberales de Caldera en los 90. El Eurocomunismo rechazó las posiciones de los Comunistas más dogmáticos (como el Partido Comunista de Francia de Althusser). Lo que Poulantzas planteó se prestó a la estrategia de construir una especie de frente popular posiblemente dirigido por partidos social demócratas para gradualmente ganar control del Estado por vía electoral con una visión de socialismo democrático y pacífico.

E. M. ¿Las mismas teorías de Althusser y Poulantzas son aplicables al proceso de cambio y la vía democrática al socialismo actualmente planteado en Venezuela?

S.E. Los dos modelos del Estado sostienen dos distintas estrategias que han sido sujetos a mucha discusión y debate entre los Chavistas. La tesis de Althusser prevé un Estado estático que a pesar de su autonomía relativa es ligado a la estructura capitalista y por eso no es capaz de evolucionarse. La implicación es que el socialismo se logra por etapas y en este momento la meta principal tiene que ser la consolidación de los logros de los últimos quince años de lucha. Una corriente del Chavismo parte de este concepto estatal y ve la estructura capitalista en Venezuela como tan poderosa que el Estado no puede desligarse de ella por ahora. Independientemente del compromiso revolucionario de los líderes del proceso, el Estado no puede ignorar la lógica del capitalismo en la etapa actual. Ese pensamiento etapista premia la estabilidad política, económica y social al mismo tiempo que resalta la importancia de impulsar la productividad económica, que ha sido una consigna en los últimos años. La meta principal de este corriente en la etapa actual es la consolidación en vez de la continuación del proceso de cambio.

E.M. ¿Y como se manifiesta el pensamiento de Poulantzas en Venezuela?

S.E. El análisis de Poulantzas sobre el Estado es menos determinista, ya que niega que el Estado esté atado en una camisa de fuerza y por eso plantea que puede transformarse de acuerdo con cambios en la correlación de fuerzas. Este concepto abre la posibilidad de la profundización del proceso de cambio, como ha ocurrido en Venezuela durante los últimos quince años. Es algo parecido, pero no exactamente igual, a la revolución permanente de Trotsky. A diferencia de lo que dicen los seguidores de Trotsky, la flexibilidad no significa que el proceso siempre avanza. En momentos determinados puede ser necesario hacer concesiones a las fuerzas que se oponen al socialismo. Pero el proceso debe avanzar en lo posible, en la medida que la izquierda gana apoyo popular.