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sábado, septiembre 24, 2011


En la ONU, el mundo dictará una lección de moral a la miseria humana
Caracas, 22 Sep. AVN (Hernán Mena Cifuentes).- “Dios concede la victoria a la constancia”, dijo Bolívar a sus soldados poco antes de iniciar una batalla. Y este viernes, en la ONU, a casi dos centurias del triunfo de aquella gesta libertaria, el heroico pueblo palestino habrá de triunfar en la contienda que desde hace más de medio siglo libra por la creación de un Estado libre y soberano, victoria que a los ojos del mundo será una histórica clase magistral de moral y dignidad revolucionaria.
Podría ser un triunfo efímero, ya que el Imperio está dispuesto a malograr esa victoria conquistada a costa de lágrimas, sudor y sangre. Lo haría, como lo ha prometido, usando y abusando una vez más del veto, vil instrumento que utiliza desde el Consejo de Seguridad de la ONU, organismo del que se adueñó desde su creación en 1945 bajo la ley más fuerte, junto con las otras cuatro potencias vencedoras de la Segunda guerra mundial.
Lo viene utilizando durante 66 años para frenar las aspiraciones libertarias de los países del Tercer mundo, e impedir que se libren de sus garras a los que castiga con guerras, embargos económicos y financieros y otras medidas represivas por negarse a convertirse en sus vasallos. Pero su uso más frecuente es para proteger a ese diabólico engendro suyo que es el Estado sionista de Israel.
Con ello evita que se le castigue por el genocidio y demás crímenes de lesa Humanidad que comete impunemente contra el pueblo palestino. Masacres, asesinatos selectivos, invasiones, bombardeos indiscriminados, uso de armas prohibidas, demolición de viviendas, construcción de un muro de la Infamia que destruye cultivos y separa familias y encarcelamiento de niños y mujeres, son apenas algunos pocos ejemplos de la barbarie de ese Estado forajido.
Pero la mayor de todas las calamidades que ha desatado contra los hijos de la heroica Palestina es negarle su derecho a convertirse en un Estado libre y soberano, usando como pretexto un proceso de negociaciones que lleva varias décadas que nunca culmina. Su propósito es mantenerlos sojuzgados dentro de esa enorme cárcel, bajo las más inhumanas condiciones, en medio de pobreza, hambre, enfermedad y otras lacras sociales.
Y ahora, como fracasó el chantaje diplomático, económico y político que intentaron sus embajadores y lacayos para impedir que en la Asamblea General de la ONU se haga realidad el sueño de los hijos de Palestina de ver a su patria convertida en Estado, EEUU se dispone a aplicar su vieja y efectiva táctica. Será a través del veto, que utiliza cuando no hace uso de la fuerza.
Es tal su cinismo, su miseria humana, que lo ha anunciado desde Barack Obama, el premio Nobel de la Paz que hace la guerra, hasta los congresistas y demás miembros de la corte imperial. Son ellos, los sionistas dueños de Wall Street, de la banca, de las transnacionales, del complejo industrial militar, quienes deciden lo que el mandatario y sus funcionarios deben o no deben hacer.
Lo hacen desde el AIP, templo erigido en EEUU por el Sionismo al Dios Dinero, y único credo, frente a cuyo altar ofician sus sacerdotes, los directivos de las grandes corporaciones financieras, industriales, comerciales y de servicios del país, con sucursales en todo el mundo. Y desde ese tabernáculo donde se rinde culto a la codicia, a la ambición y a la avaricia, también se escoge a las víctimas a ser sacrificados en honor a su Señor, el Dios Dinero.
Y hasta allí, a la conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos EEUU-Israel, (American-Israel Publica Affairs Committee, AIPAC por sus siglas en inglés) llegó hace dos meses Obama, sumiso y fiel creyente de ese satánico credo, para jurar ante ese altar de la miseria humana que “el voto de las Naciones Unidas nunca creará un Estado palestino”.
“El compromiso de EEUU con la seguridad de Israel -juró postrándose ante los sacerdotes del sionismo- es inquebrantable”, y sus palabras fueron recibidas con vítores y un ruidoso y prolongado aplauso por parte de sus amos, que le habrían prometido como recompensa apoyarlo en su aspiración a la reelección con parte del dinero que guardan en sus inagotables arcas.
El Senado yanqui, cumpliendo como el presidente con su deber de sumiso lacayo, se había pronunciado semanas antes en una resolución modelo de la más abyecta y despreciable forma de chantaje, aprobada por unanimidad. En ella le advertían al pueblo palestino que le sería retirada la ayuda (500 millones de dólares anuales) que Washington le otorga, si el gobierno de la autoridad palestina se atrevía a solicitar ante la ONU su reconocimiento como Estado.
Los legisladores siguen la misma línea del Ejecutivo cuyo objetivo es el mantener las interminables negociaciones que no pretenden ni remotamente encontrar solución al problema.
Y es que el perverso pretexto que persigue EEUU es conservarlo estancado para siempre, rechazando cualquier otra forma de solución que no sea a través de ese acuerdo imposible, por lo que no admite ni tolera la decisión tomada por Palestina, cansada de tan infructuosa espera.
Desde hace más de medio siglo el pueblo palestino y sus líderes han tratado de ser libres, unas veces mediante la lucha armada y otras por la vía pacífica, pero sea cual sea el camino escogido, se lo han impedido EEUU e Israel. Y hoy, cuando con el casi unánime apoyo del mundo se proponen conquistar una vez más esa meta, el Imperio y sus secuaces se disponen a utilizar otra vez a la prostituida ONU para arrebatarle su sueño de ser libres.
Pero este jueves el comandante Chávez Frías salió en defensa de esa causa denunciando una vez más la crisis de legalidad que padece la ONU al permitir el sabotaje promovido desde Washington en complicidad con el Estado sionista de Israel, para boicotear el reconocimiento que ha solicitado Palestina para que se le otorgue la condición de Estado.
En una carta dirigida al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, Chávez manifestó el apoyo de Venezuela al reconocimiento de un Estado palestino, condenando simultáneamente la “estrategia criminal de EEUU e Israel que ha tratado de sabotear el legítimo derecho de un pueblo que aspira a convertir a su patria en un país libre y soberano: “Se trata de un acto de justicia histórico”.
El mandatario, como también lo han hecho otros líderes, condena en su misiva “la doble moral de Washington que viola el Derecho Internacional en Libia, pero permite que Israel haga lo que le da la gana, convirtiéndose así en el principal cómplice del genocidio palestino a manos de la barbarie sionista. Duele e indigna que quienes padecieron uno de los peores genocidios de la historia se hayan convertido en verdugos del pueblo palestino”.
“Israel, -señala más adelante Chávez en su carta- ha instrumentalizado e instrumentaliza con descaro y vileza la memoria de las víctimas y lo hace para actuar con total impunidad contra Palestina”.
Su posición de crítica contra la ONU no es nueva: “La ONU no sirve para nada”, dijo en el discurso que pronunció en septiembre 2006 ante la 61ª Asamblea General del organismo internacional, en la que pidió su refundación.
Señaló que para lograr ese objetivo deben ser considerados como “urgentes” cuatro aspectos: la expansión del Consejo de Seguridad; la mejora de sus métodos de trabajo; el fortalecimiento del papel del secretario general y el más importante y prioritario de todos: la suspensión del veto, que sólo sirve a los intereses hegemónicos del Imperio.
Y es que ese perverso, ilegítimo e ilegal instrumento contrario a la más elementales normas y principios del derecho internacional, lo ha de usar una vez más EEUU, como lo ha advertido Chávez, para desconocer la decisión que seguramente habrá de adoptarse mañana en la Asamblea general de la ONU para hacer realidad el sueño del pueblo palestino de ver nacer a su patria como un Estado libre y soberano.
Pero así sea un sueño efímero de días o semanas, nadie le podrá negar el hecho de que este viernes, en caso de aprobarse en la ONU la justa petición de Palestina, se estará dictando una clase magistral de moral y dignidad. Será dirigida a EEUU, a Israel y a aquellos sumisos lacayos del Imperio y del sionismo que al venderse por un puñado de dólares estarán comprando un boleto sin retorno al basurero de la historia.
Hernán Mena Cifuentes